Capítulo XXIII: Culo Sucio

183 22 4
                                    

Karen al inicio se veía hasta confiada, pero a medida que pasaban los minutos caminando, empezó a entrar en un estado de pánico, aferrándose al brazo de su hermano, que también estaba con todos los sentidos alerta.

-Esperaba más de la "princesa desastre" -Comentó Eric al ver a la chiquilla tan atemorizada. -Solo son árboles.

-No me gustan los lugares obscuros, es todo. -Contestó bruscamente la niña, odiaba esa sensación de no tener el control, desde su secuestro, odiaba el no saber de dónde venía el peligro.

Por eso era tan buena, entrenaba mucho para que jamás la atacarán de sorpresa.

Leo por su parte no dijo nada, sabía que Karen estaba con Kenny por lo que estaba segura, además, lo que estará en el bosque, gracias a dios, no eran trogloditas.

- ¿Qué tipo de caballo es ese? -Había dicho Token al ver pasar un caballo tipo esquelético negro a lado de ellos, justo como indicaban las pisadas del radar.

Tweek tragó en seco, los reconoció y no eran buenas noticias entonces.

-Uncaros, animales que les gusta la carne humana, pero son muy débiles, cazan con la confianza, si escuchan voces de gente muerta, ¡no se alejen de la manada! -Tweek estaba preocupado por los hermanos McCormick y por Butters, el llanto de un bebé podría hacerlo entrar en crisis.

Era difícil moverse, la tierra aun seguía removida de los jinetes fantasmas y Tweek tenía miedo que algunos siguieran vivos, pero, el que Craig lo estuviera cuidando también le estaba dando mucha paz.

- ¿Escucharon eso? Parece el llanto de una mujer. -Se quejó Stan volteando para atrás, haciendo que Kyle pusiera una mueca de tristeza.

-Ese llanto... ¿Lo reconoces? -Pregunto el pelirrojo.

Stan puso más atención y se dio cuenta de que sí, lo reconocía.

- Es... pero... mi hermana... -Kyle y Wendy eran los más cercanos al chico, ambos sabían que su hermana mayor, Shelly, se había suicidado hace algunos años.

-No es ella que... Stan, solo es una farsa de los Uncaros. -Kyle volteo a otro lado, pensando que Cartman también estaba sufriendo, su madre también estaba muerta.

-Eric...

-La escucho, pero siempre la escuchó... -Eric siempre cargaba con esa muerte, con la de Butters y la de Heidi, aún cuando esos dos estaban vivos enfrente de él.

Heidi volteo a ver al chico castaño y le sonrió.

-Yo también escuchó voces en ocasiones, pero solo debes ignorarlas. -Cartman volteo a ver a la chica con intriga, no sabía si hablaba del maldito laboratorio. -Creo que cargas con algo no conllevas...

-Te deje sola. -La voz del chico era fría. -No regresé a ver si estabas aún viva.

Heidi seguía siendo hermosa, con su cabello ondulado color marrón largo y brillando; con su bonito cuerpo en aquel vestido verde tipo vegetal ajustado, y, sobre todo, por aquellos ojos que brillaban, que aún prometían tener un aula angelical, de seguir siendo compasivos y amables.

Y, algo que Cartman teme mucho, de que lo siguen viendo con dulzura.

-No Eric, yo escapé antes que tú, yo vi la explosión desde millas de distancia... -Heidi también cargaba la culpa de algunos amigos llamándole y diciéndole traidora, pero los ignoraba, como siempre lo hacía. -Yo te abandone, lo lamento...

-No lo lamentes, me lo merecía, fui un hijo de puta contigo. -Cartman empezaba a escuchar más susurros, cosa que lo estaba alertando. -Lamento haberte lastimado yo también y es una conversación interesante, lo digo enserio, pero justo ahora hay algo que me está cagando las bolas.

Somos hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora