Las circunstancias de Seokjin. [1]

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~Narra SJ~

Entro sigilosamente en la blanca habitación y el aroma a medicamentos no tarda en golpearme la nariz. Llamo a la puerta y el Omega apenas y nota mi presencia.

— Buenos dias, Guillermo. ¿Como se encuentra? — pregunto al anciano en la camilla mientras me dedico a comprobar el buen estado del medicamento que esta canalizado al paciente. — ¿Guillermo?

Me giro para ver al Omega pero este simplemente no me nota, su mirada está clavada en la ventana abierta.

— ¿Le molesta... La luz, señor Guillermo? — me acerco a la ventana con la intención de cerrar la cortina y solo entonces escucho al paciente detras mío reaccionar ante mí.

— N~no la cierres, hijo... Por favor... — el Omega alza su debil brazo en dirección a la ventana con desesperación, y de inmediato abro la cortina.

Asiento a su pedido y vuelvo al otro lado de la camilla.

_ ¿Como se encuentra el dia de hoy? — pregunto pero de nuevo no me escucha, volvió a clavar su mirada a la ventana. — Ejem.

— ¿He? — se lo ve desorientado.

— ¿Cómo está?

— ¡Ha! Si, lo~lo siento. Mis oidos no son lo que eran antes... — se carcajea débilmente con una voz carrasposa. — ¿Don~donde esta Mikel?

Me congelo ante la pregunta por algunos segundos, pero rápidamente recupero la compostura y sonrió de oreja a oreja.

— Él está por llegar. — respondo.

— ¿Mikel? ¿Él~él va a venir?

— Si, no debe tardar en llegar.

El anciano asiente y dirige su vista de nuevo a la ventana con entusiasmo. Puedo notar como su cuerpo hace pequeños saltitos emocionados, los cuales disminuyen conforme pasan los segundos.

Sus saltos son cada vez más lentos y de un segundo al otro se detienen por completo. No digo nada, simplemente me quedo a la espera.

No tarda mucho en volver a la posición con la que lo encontré. Permanentemente viendo hacia aquella ventana.

— Buenos dias, Guillermo. ¿Cómo está el dia de hoy? — pregunto, esta vez con un tono más fuerte para que me note. Mi metodo funciona y el Omega se gira hacia mí.

— Ha, Seokjin, querido... Estoy bien... ¿Po~podrías cerrar la ventana?

Asiento y me apresuro a cerrar la cortina.

— ¿Es la primera vez que me visitas? — me pregunta.

— Si, Guillermo. Lo siento, estuve muy ocupado está mañana. — me disculpo aún cuando sé que lo visité cinco veces hoy.

— Está bien. Los enfermeros como tú siempre estan muy ocupados~ — me sonrie y arruga aún más sus expresiones faciales.

Sonrió para él y vuelvo al otro lado de la habitación.

— Bueno, le prometo que vendré más seguido. — digo mientras anoto en el historial la hora y fecha de este momento. El medico exige un seguimiento de sus episodios de lucidez para percibir mejoras en su tratamiento. — De acuerdo, me retiro, Guillermo. Que tenga buen día~

— Nos vemos, hijo. — lo escucho decir mientras me voy. — ¡Oye, enfermero!

Me detengo justo en el umbral de la puerta y me dirijo hacia el Omega.

— ¿Si, don Guillermo?

— ¿Cuando... Cuando va a venir Mikel? — puedo notar por sus pupilas dilatadas y desorientadas que a perdido de nuevo la memoria. Esta vez fue más rapido que la ultima vez.

°EL ERROR°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora