¿Ella me escuchará?

22 3 0
                                    

~Departamento gubernamental surcoreano~

~Narrador omnisciente~

Un chico bastante temeroso era arrastrado por el pasillo lleno de empleados demasiado ocupados para notarlo y computadoras sumamente avanzadas que lanzaban destellos sin parar. Los enormes lobos que lo escoltaban ni siquiera se inmutaban ante sus palabras.

— ¡Sueltenme, puedo caminar solo! — forcejeaba el pelirrojo, hasta que los dos soldados lo empujan dentro de la oficina principal.

En medio de la oscura sala se encuentra un escritorio lleno de documentos con fotografías de Jungkook y, frente al mueble, una silla de cuero negra que se encontraba dándole la espalda, apenas podía ver la cabeza de su jefe y el humo del cigarro sobresalir por arriba.

El empleado traga grueso, sumamente nervioso por encontrarse frente a su jefe. El hombre le da una profunda calada al cigarro y, de la misma forma lenta, deja salir el humo.

— "J" y "E" mencionaron que te vieron conviviendo con el objetivo. — alza la voz el Alfa, extendiendo su brazo y apagando la colilla con un rudo empujón hacia el cenicero, dejando el cigarro hecho ceniza. — Esos idiotas no son tan idiotas como creí.

— S~señor, si me permite explicarme. Fué u~un completo accidente, el Omega y yo nos cruzamos he insistió en ser a~amigos... A~ademas, lo ví como una oportunidad para obtener información más personal, s~si me... — intentaba explicarse, cada palabra lo hundía más y lo sabía.

El hombre da vuelta a la silla, se levanta furioso y golpea el escritorio con el puño cerrado, el pobre Omega se cohibe temeroso.

— ¡¡Me importa una mierda, ese no es tu trabajo!! ¡Para eso están los agentes "E" y "J"! ¡Te contraté para que los vigilaras a la distancia y ni eso puedes hacer! — la habitación se baña en las feromonas del Alfa, que son tan fuertes que irritan los ojos del pelirrojo. — ¡La operación podría estar en peligro solo por tu presencia!

— Pe~pero, padre... Se me salió de las m~manos, entienda... — intenta explicarle al hombre, quien suspira agobiado.

— En está oficina, en este horario, no soy tu padre, Hoseok. — le recuerda el Alfa. — Tu mismo me pediste este caso, aún sabiendo lo importante y peligroso que era. Y ahora haces esto...

— Fue un accidente. — insiste el Omega. — N~no se volverá a repetir, lo juro. Dame otra oportunidad, por favor.

El padre lo medita, y al barrer con la vista su propia oficina, sus ojos terminan cayendo en la fotografía del pequeño Hoseok vistiendo el uniforme de su viejo padre, y finalmente observa a ese mismo cachorro frente a él, observándolo tristemente y decepcionado de si mismo.

— De acuerdo. — permite el hombre y Hoseok celebra rápidamente. — Pero está será la última vez que te involucras con un objetivo. Entiéndelo, hijo, puede que ahora que los conociste de cerca creas que son ciudadanos comunes y corrientes, pero el Stigma, él es de quién debes de cuidarte. Es una criatura sumamente volátil y peligrosa, jamás debes darle la espalda a uno de esos monstruos.

— Lo sé, papá. Lo sé.

— ¿A caso debo recordarte para quienes trabaja tu padre? Nuestro trabajo es... — intenta decirle el señor, pero su hijo termina la oración por él.

— "Obedecer la jerarquía, mantener el orden y obedecer las reglas" Lo entiendo. Lo tengo, padre. ¿Ya me puedo ir?

El Alfa suspira entre cansado y orgulloso, muchos dicen que Hoseok es obstinado igual que su padre, ¿Será cierto?

°EL ERROR°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora