El día más tranquilo.

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~Narra PJM~

Aún percibo el aroma humedecido de la lluvia dentro de este auto, el cual parece combinar a la perfección con su dueño; un pulcro y elegante Génesis G70 negro es conducido por un Omega misterioso y callado. Aunque una vez que lo conoces de cerca puedes darte cuenta que es una persona cálida y comprensiva.

— Es un auto muy bonito. — digo para romper el silencio.

— Gracias. — es todo lo que dice mientras gira el volante. — ¿Ese es tu departamento?

Me inclino un poco para confirmar si se trata de mi edificio.

— Si. Es ese. — ni siquiera espero a que detenga el auto, rápidamente me saco el cinturón. — Gracias por acercarme, Jung Hoseok~

Detiene el auto por completo y bajo enseguida, recibiendo sobre mi cabeza las grandes gotas de agua que me obligan a colocar mis manos encima de mis ojos a modo de gorra para permitirme ver mejor. Doy apenas unos pasos y escucho una puerta cerrarse detrás de mi, es Hoseok siguiéndome.

— Déjame acompañarte hasta la puerta de tu departamento. — pide una vez que se acerca a mi.

Sonrío por su enorme amabilidad y le invito a seguirme. No existe mucho tema de conversación entre nosotros hasta que llegamos a mi departamento y abro la puerta para él.

— Que genial decoración. — halaga observando desde la puerta.

— ¡Jungkook, estoy en casa! — llamo a mi novio una vez que cierro la puerta, pero el departamento se siente vacío. Jungkook no a estado aquí en horas. — Parece que no a llegado...

— ¿Te dijo a dónde iba? Tal vez podemos buscarlo.

— No me dijo nada, tan solo se fué. — intento fingir lo patético que me siento mientras coloco las llaves sobre el cuenco que le corresponde. Suspiro agotado y a continuación cambio mi mueca por una sonrisa. — En fin, ¿Gustas té?

— Verde con leche, por favor. — acepta mientras entra a la cocina conmigo.

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~Narra JJK~

Moverme por la ciudad en mi forma canina con tanta lluvia es difícil, debido al agua mi pelaje pesa y definitivamente no es cómodo pisar los charcos con mis patas.

Estoy cansado, saco mi lengua mientras troto por el concreto del pavimento, expulsando vaho en cada paso.

Ahí viene alguien. Me advierte Hakihiro, alzo la mirada y noto que se acerca una sombra con figura humana en mi dirección.

Me lanzo hacia un callejón antes de que nos cruzemos, muy a mi pesar me acuesto pecho tierra, la única parte de mi que estaba mínimamente seca se sumerge en un charco y espero a que la persona siga su camino.

¿No hay alguna forma de evitar al gentío? Hakihiro sigue empeñado en hablarme, revolviendo mis ideas y agobiandome más.

Este es el atajo que más está despejado en tiempos de lluvia. Le explico en un pensamiento, asomo el hocico por la esquina del callejón para verificar que la persona se haya ido y salgo de mi escondite. Si mi sentido de la orientación no me falla, estamos cerca.

Y no me falló, a menos de tres cuadras pude regresar a mi hogar. Aquí estaría a salvo, sé que a estas horas el portero ya se fué, así que entro con naturalidad, entro a los baños de la recepción y me transformo para volver a mi forma humana.

°EL ERROR°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora