~Narra Ansari~
Recuerdo lucidamente como nos recibió el gran día. Ningún copo de nieve bailaba por el aire, sin embargo las nubes eran las más grises que había visto nunca, tampoco hacia frío, era el día más cálido que habíamos tenido en años, y a pesar de que teníamos el favor del clima, por alguna razón todos esos detalles me erizaba el pelaje de la nuca.
Nos vemos arriba del monte Hugan. Cuando estén listos, pero no sé demoren demasiado. Nos pide el lobo de brillantes aretes antes de desaparecer en el laberintico bosque que conducía hacia la punta de la montaña blanca.
Tenía el estómago revuelto, no había dormido muy bien la noche anterior y sentía que en cualquier paso en falso me desmayaría. Estaba nervioso, pero... No tenía miedo.
Ahora que lo analizo bien, ¿Por qué no tenía miedo? No logro recordar porque no me invadía el aplastante miedo de morir o peor aún, haberme convertido en un monstruo por una mala práctica de nuestro curandero.
Éramos pocos los que habíamos aceptado el sacrificio, miraba a mi alrededor y recuerdo haber visto tan solo cuatro lobos, y uno de ellos era mi padre. Pero la memoria puede fallarme.
¿Estás nervioso? Mi progenitor se acercó a mí con un aire genuinamente preocupado.
Su cercanía me permitió reparar en el estado inmundo en el que se encontraba mi padre. Su pelaje era seco y opaco, perdió su brillo, así como sus ojos decorados por bolsas grises debajo de ellos. No había notado hasta ese momento lo mucho que le había afectado la perdida de mi madre... Y me sentí horrible por haberlo notado el último día que nos íbamos a ver.
Lamento mucho haberla abandonado ese día... Le pedí mientras bajaba mis orejas. Si hubiera sabido que... Ella no...
Está bien. Te perdono, a ti y a Val. Sé que ella se hubiera sacrificado por ustedes de igual forma. Alzó su pata para acariciarme la cabeza de forma paternal.
Su facilidad para perdonar que mi irresponsabilidad le arrebatará al amor de su vida, a la hembra que le dió un hijo, la forma en la que aún sufriendo cada noche no me reclamó ni culpó de nada. Lágrimas se derramaron de mis ojos ante su gesto con la pata, mis propias patas se sintieron debiles y finalmente me tiré al suelo mientras chillaba del dolor; dolor que había sido fruto de mi propio odio.
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El curandero inhaló profundamente y en respuesta el viento se levantó ligeramente a nuestro alrededor formando un suave remolino.
Acérquense un poco más, hermanos. Nos pidió y todos dimos varios pasos al frente, en cuanto lo hice pude sentir como me faltaba el aire, me estaba ahogando pero de alguna manera no me sentí agobiado por eso... Sentí una inmensa paz en mi alma, calidez en ella pero extrañamente un frío abrumador en mi cuerpo.
Jamás había sentido una conexión con mi madre Luna tan malditamente fuerte. Era como si estuviera justo frente a mí, alcé la mirada y me dí cuenta que brillaba inusualmente, tal vez si estaba justo frente a mi, lo único fué que no podía verla.
... Madre Luna, esperamos su saludo como sus hijos. Dijo el curandero con un tono de voz extraño, como si el no verla ni oírla fuera inusual.
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°EL ERROR°
Fanfiction«Segunda temporada de STIGMA» Después de un largo periodo de dramas y conflictos sinsentido, Jimin y Jungkook deciden mudarse juntos, creando así una nueva etapa en sus vidas. Compartiendo sus cepillos de dientes, durmiendo en la misma cama cada noc...