Cataracta.

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~Narra Jung Hoseok~

Apenas mi cuerpo se sumerge en el agua fría siento como la inclemente corriente me azota rio abajo, arrastrándome en las profundidades, sintiendo ardientes punzadas alrededor de mis patas cuando las afiladas rocas cortan mi piel en mi intento por salir de aquí. Evidentemente, Jimin me mintió respecto a la pasividad del agua...

¡Jimin!

Abro mis ojos, recordando que Jimin se encuentra en su forma humana, sin la capacidad de domar estás aguas turbulentas. La visibilidad es escasa, pero la adrenalina que ahoga mi cuerpo en este momento me permite nadar hasta la superficie y tomar una gran bocanada de aire.

¡Jimin! Clamo su nombre de forma desesperada, pero no lo veo en ningún lado. ¡Jimin, ¿Dónde estás!?

Mierda, mierda.

Mi corazón golpea fuertemente mis costillas, el miedo por perder a mi amigo en este río intenta desenfocar mi urgencia por encontrarlo, pero si nos sumergimos al mismo tiempo, por lógica, no pudo haber ido lejos. Tengo que mantener la calma para aclarar mis ideas.

Si no se encuentra en la superficie, tal vez no a podido salir del agua. Tomo otra bocanada de aire y sumerjo mi cabeza en el agua, buscando desesperado cualquier borrón o sombra que se parezca al pelirosa.

Después de tormentosos segundos sin poder encontrarlo, finalmente distingo su cuerpo inconsciente unos metros más atras, un líquido rojizo siendo despedido por su oreja enciende todas mis alarmas.

Nado con las fuerzas que me quedan hacia el pelirosa, engancho cuidadosamente el pecho de su camiseta con mis dientes y una vez que lo tengo, nado hacia arriba he intento llegar a la orilla.

¡Jimin, ¿Me oyes?! Trato de despertarlo una vez que saco su cabeza del agua.

Ante su falta de respuesta, temo lo peor.

Finalmente las aguas parecen tranquilizarse y esto me permite sacarnos a ambos del agua. Me aseguro que el cuerpo de mi amigo se mantiene lejos del agua antes de poder ceder al cansancio y desplomárme en la arena.

Mi lengua se desenrolla en toda la extensión de mi hocico para jadear con fuerza, tanto es así que percibo los pequeños cristales que forma la arena tocar la punta de mi lengua. La sensación es incómoda, pero no le doy importancia.

— ¡Cof, cof! — el Omega parece recuperar la conciencia, me apresuro hacia él para comprobar su estado.

¡Santa Luna! ¿¡Te encuentras bien!? ¡Estás sangrando!

Parece desorientado. Y algo me dice que el responsable es la contusión justo arriba de su oreja que no para de sangrar.

Tengo que detener la hemorragia, pero necesito mis manos humanas para eso, así que no tengo otra opción que transformarme y romper la camisa de Jimin para vendarlo con la tela.

Durante ese proceso parece recuperar un poco la consciencia, tan solo viéndome manipularlo sin mediar palabra.

— Listo. — suspiro aliviado una vez que termino el nudo. Observo a mi mudo amigo y me permito acariciar su cabello mojado para darle consuelo. — No te preocupes, amigo. Vas a estar bien.

°EL ERROR°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora