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Dias, semanas, unos cuantos meses habian pasado desde la última vez que estuvieron todos juntos, desde la última vez que hablaron, desde la última vez que sus miradas conectaron, y no de forma romántica.

Maddy no quiso volver a saber nada de ambos gemelos, se hundió en su trabajo, y trato de olvidar todo lo que habian pasado, trato de volver a como era antes, pero sería mentira si dijera que a veces no se lamentaba haber leído aquellos correos.

Sofía era casi lo mismo, sabía que había algo más, sabía que había pasado algo más, algo de lo que ella no estaba enterada, después de todo el sermón que recibió de la mayor, pudo notar como su mirada ahora era más dura, ya lo tenía aquel brillo, y siempre que intentaban hablar de los hermanos, podía observar como sus ojos comenzaban aguarse.

Tom, desde el primer momento que salió de aquella casa, pudo sentir como todo estaba saliendo de sus manos, como estaba perdiendo todo lo que amaba, la había perdido, y lo sabía. Todos los día se quedaba completamente en sus pensamientos, luchando por encontrar una solución, no quería dañarla más de lo que ya lo había hecho, la busco tantos veces, en su casa, trabajo, lugares en los que sabía que le gustaba estar, ella siempre lo evitaba, siempre trataba de no encontrarlo, cuando lo único que el quería era lo contrario, y estaba llegando a la conclusión de que lo mejor era no hacer nada.

Bill... El se culpo por todo lo que estaba pasando, siempre terminaba odiando cada parte de su ser cuando se daba cuenta de que su hermano salía todas las mañanas hacia el trabajo de la chica, siempre que salia todas las tardes para buscarla en cualquier sitio, cuando salia todas las noches para ver si está ya había llegado a casa. Su corazón solía cuando miraba al mayor con aquellos anillos en manos, y sabía que los pensamientos de este eran las que destructivos, siempre fue así, siempre se encargó de destruirse a el mismo.

El no había movido ni un dedo para poder volver a estar en contacto con la adolescente, quería dejarla ir, ya estaba cansado de dañarlas, a ambas, por qué sabía que Maddy podía ser dura, y lo era, pero su corazón latía de otra manera cuando estaba con su gemelo, el logro ser testigo de el amor que ambos se tenían, el logro presenciar aquel brillo en los ojos de su hermano cuando la presento a él por primera vez... Y si no fuera por aquello, nunca hubiera sido amable con la joven, pero se dió cuenta al instante, de que ella era el amor dorado que su hermano necesitaba.

Ambos se encontraban en la casa del mayor, siempre se la pasaban en ese lugar, ni siquiera hablaban, ya no como antes, habían vuelto a lo mismo de hace meses, Tom se encerraba en su habitación, y apenas salía para buscar comida, el se mantenía en la sala de estar, no tenía la valentía para hablar seriamente con su hermano, la culpa lo carcomia por dentro.

─Saldré, no me esperés despierto.─ Hablo el mayor, mientras tomaba las llaves de su auto y de la casa.

El rubio lamió sus labios con nerviosismo, sabía a dónde se dirigía, sabía que otra vez se lastimaria asi mismo con sus acciones

─Tom... Ya basta.─ hablo, y por primera vez se sentía listo para tocar el tema. ─Dos meses, han pasado dos meses... Y siempre es lo mismo.. te vas y vuelve a altas horas de la noche, tomado hasta lo pies.

─No es tu problema.─ Respondio rapidamente.

─Si lo es... Eres mi hermano, todo lo que tú haces es mi maldito problema.─Bill se levantó de su lugar y camino hacia el mayor. ─Ya basta, no te lastimes de esta manera, ella aún no está lista para hablar, dale su tiempo.

─¿Tiempo? ¡Tu mismo lo dijiste, han pasado dos malditos meses! No me puedo rendir así... No cuando se el error que cometí.

No espero ninguna respuesta más, y salió por la puerta, dando un portazo que resonó por todo el lugar, dejando al menor con un muy mal presentimiento, está vez era diferente.

𝗬𝗲𝘀 𝗜 𝘄𝗮𝗻𝗻𝗮 𝗱𝗼 ; Tom Kaulitz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora