Extra.5

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Maddy.

Mantenía mi vista en mis piernas, observando mis manos entrelazadas, pero por obvias razones no era en eso en lo que pensaba, era en dicho guitarrista que había dejado en aquel hospital, y me sentía culpable, lo hacía y dolía, pero también sabía que tenía mis razones para hacerlo.

Estaba feliz, claro que sí, lo mucho que había llorado cuando Meredith había entrado en la habitación, no fue para nada normal, las emociones se me había juntados, la felicidad al enterarme de mi embarazo, la tristeza por haber dejado a Tom en aquel lugar, el que mi mejor amiga estuviera conmigo, era un huracán de sentimientos.

Tom... Oh Dios, mi lindo Tom... Lo amo, con todas mis fuerzas puedo decir que lo amo, y que nunca podré dejar de hacerlo, pero me sentía molesta, me sentía traicionada, aún podía sentir esa punzada en lo más profundo de mi ser, al recordar lo que hablamos antes de mi desmayo.

Las ganas de llamarlo, y rogarle que viniera por mi, que lo extrañaba, aunque ni siquiera hubiéramos pasado veinticuatro horas separados, que volviera por mi, que me abrazara y no me soltará, que me tomara solo para el, como siempre lo hacía, como solo el sabía hacerlo.

Cerré mis ojos, dejando caer mi cabeza en el espaldar del asiento, me encontraba en el auto de Meredith, hace unas horas habíamos salido del hospital, pero también habíamos ido a hacer algunos arreglos en la tienda de la rubia, y pasamos comiendo algo, aunque después todo eso haya quedado en el retrete de los baños.

Pase suavemente mis manos por mi vientre aún plano, intenta procesar que dentro de este se encontraba creciendo y apenas desarrollándose una pequeña criatura, o bien podrían ser más, pero no me importaba, los o las amaría con toda mi alma eso lo aseguró.

─¿Sigues pensando en Tom?─ Escuché la voz de Meredith, lo que me saco de mis pensamientos.

─Si...─Susurre. ─Yo... Creo que me porte muy dura con el... ─Mordí mi labio inferior, nerviosa. ─Pero el tampoco se portó de la mejor manera... ¿Sabes? Me mintió de la peor forma en la que lo pudo hacer, me mintió sobre el tema más delicado en nuestra relación, lo que nos arruinó en nuestra adolescencia.

Sentí la mirada de mi rubia amiga sobre mi por unos segundos, para después retirarla y voltear hacia la carretera.

─Madd... Eres mi amiga, la mejor, la verdadera... Y sabes que nunca me he llevado bien con Tom... Nunca me gustó para ti, y mucho menos después de lo que hizo aquel día... Pero se que ese hombre nunca te faltaría el respeto de esa manera, no de nuevo, ha demostrado amarte como nadie, se ha convertido en alguien irreconocible, se ha vuelto de lo más empalagoso y cariñoso solo por ti... ¿Sabes lo mucho que me sorprendió verlo llorar, ver su rostro cuando tú aún estabas  inconsciente? Tom te ama de la manera más transparente que el puede sentir.─ Musitó con una pequeña sonrisa.

Trague saliva, sabía que aquello no era ningún regaño, si no, más como un consejo, el cual posiblemente podría tomar en cuenta, pero estaba cegada y aún no podía perdonar aquello, no tan fácil.

─Yo... Yo de que Tom nunca me faltaría el respeto de esa manera, confío en el a ciegas... Lo que me molesta es que el no tuvo la amabilidad de decirme lo que paso, y tuve que entrarme por otras personas, lo cual no fue agradable, para nada.

─Estas embarazada... Maddy, estan esperando un bebé, ambos... Y creeme que no resolveras nada alejandote de el... Lo mejor es que hablen, tienen que hacerlo, por el bien de ustedes, de su matrimonio, del futuro hijo que está en camino.─ y este si fue un regaño, pude reconocerlo.

Baje mi mirada, sus palabras estaban llenas de razón, y sabia que una parte de mi pensaba lo mismo, una parte de mi estaba enojada conmigo misma por haber hecho aquello, por haberlo dejado, y el es tan malditamente perfecto que siempre piensa en mi antes que en el.

𝗬𝗲𝘀 𝗜 𝘄𝗮𝗻𝗻𝗮 𝗱𝗼 ; Tom Kaulitz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora