Extra.4

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─¿Que?

─Si... Tom, tu esposa está embarazada.

Un pequeño quejido salió de los labios de la rubia, quien con cada segundo que pasaba su sonrisa se ensanchaba cada vez más, su mirada estaba en un punto fijo, mientras llevaba lentamente su mano a su pecho, sintiendo su corazón latiendo desesperadamente.

Tom se quedó helado en su lugar, sintiendo como por un par de segundos su corazón dejo de latir, y su respiración se volvio más pesada, cayo de golpe en la silla a sus espaldas, mientras su vista comenzaba a nublarse debido a las lágrimas que amenazaban con salir, una pequeña sonrisa se formo en su rostro, y soltó una risa, una más, después otra, y no paraba de reír.

─Alan...─ le llamo el guitarrista, con su vista perdida, pero en sus labios no dejaba de crecer aquella sonrisa, en la cual dejaba al aire su dentadura. ─Alan... Seré papá...─ Susurro, volteo con lentitud hacia la rubia que tenía sus mejillas repletas de lágrimas. ─ Meredith... Mer... Seré padre... ─ De golpe se levantó de su asiento e inclino su rostro hacia el techo. ─ ¡A LA MIERDA TODOS, SERÉ PADRE!

El grito entusiasmado que salió de lo más profundo de su garganta llamo la atención de todos en el lugar, nuevamente, unos sonreían con ternura, otras aplaudían felizmente, y otros simplemente veían la escena con neutralidad.

Tom soltó una risa y tomo al médico por los hombros, moviendo estos de manera un poco brusca, pero el moreno no se molestó, sabía y sentía la emoción del guitarrista.

─Estoy muy feliz por ti, querido Kaulitz.─ Soltó el mayor con una sonrisa.

─Carajo... Carajo, carajo.─ Susurro el menor, aún sin creer la información que había recibido. ─ Maldita sea... Alan, por favor, dime que esto es verdad, que no estoy en un sueño, que esto no es una mentira, por favor.

Un pequeño estruendo sonó, fue el puño del moreno estampando contra la mejia del guitarrista, quien solo retrocedió un poco por el golpe, pero rápidamente volvió a reír.

─Gracias.─ Solto.

─De nada..─El mayor se encogió de hombros y su mirada se dirigió hacia la rubia que aún se encontraba en un pequeño trance, sus ojos brillosos, y sus mejillas empapadas de las lágrimas. ─Mer... ¿Te encuentras bien?

─Yo...─ Su voz era apenas audible. ─Si, lo estoy.─ Susurro con una sonrisa. ─ Madd... ¿Ella ya lo sabe? ¿Está despierta? ─ Pregunto con rapidez.

Tom trago saliva, recordando que su esposa seguramente seguía enojada con el, pero... Estaban recibiendo la noticia más importante de sus vidas, seguramente lo perdonaría.

─¿Podemos verla?─ Pregunto el guitarrista, y ambos menores subieron su mirada al médico.

─Ella aún no despierta, posiblemente lo haga dentro de unas horas, pero de igual manera necesita alguien que este a su lado los días que esté en el hospital, así que los dejaré pasar, uno por uno, la visita tendrá duración de veinte minutos, no más. ─ El moreno subió su dedo índice, amenazante.

─Si,si,si, ahora llévame con mi preciosa.─ Pidio con rapidez el guitarrista, sabiendo que el no cumpliría aquella orden, si era posible se quedaba toda la noche, madrugada, Mañana y tarde con ella.

Si antes el era de lo mas atento y cariñoso con la menor, de ahora en adelante lo sería más, ahora sabiendo que el producto de su amor por ella estaba creciendo en su vientre, sería de lo más empalagoso y protector posible, de eso estaba seguro.

Alan hizo un ademan y les ordenó que lo siguieran, el caminaba adelante, mientras que lo dos menores iban detrás.

─Bien... Necesito que cuiden a esta linda chica como a nadie, está muy sensible, sus hormonas están demasiado activas, esto viene siendo algo normal por el proceso del embarazo ¿Han discutido recientemente? Esto tan bien fue lo que provocó el desmayo, si Maddy tiene alguna otra emoción fuerte posiblemente tengamos muchos problemas, ya que el feto aún no se desarrolla bien, y si ella al igual que ustedes no cooperan podrían estar interrumpiendo todo procedimiento de la creación.─ Hablo Alan con emoción en su voz, realmente le hacía mucha ilusión ser el quien sería el encargado de observar al futuro hijo de Tom Kaulitz.

𝗬𝗲𝘀 𝗜 𝘄𝗮𝗻𝗻𝗮 𝗱𝗼 ; Tom Kaulitz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora