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NARRA JUNGKOOK.
Habían pasado dos meses exactos. Dos meses demasiado ajetreados.

Dongyul, Eunha y Sooji habían entrado a la cárcel, y gracias al testimonio de Sooji, Dongyul estaría bastantes años entre rejas. El proyecto del nuevo sitio para poder hacer las reuniones mensuales había acabado y ahora aquel lugar siempre estaba repleto de personas. La estructura de nuestra nueva casa estaba terminada, y había comprado un anillo de compromiso personalizado para ella.

Entre los eventos del último tiempo estaba mi cumpleaños, pero _________ había aceptado mi decisión de no celebrarlo de ninguna manera, pero con una sola condición, la cual tuve que aceptar.

Estaríamos un fin de semana entero en casa de mi madre sin trabajo, y ella podría darme regalos o hacerme una tarta. Aunque esa era una especie de celebración, no pude negarme, sus ojos brillaban mientras lo decía, y era imposible quitarle esa ilusión.

— Jungkook... —me muevo sobre la cama— Jungkook, despierta.

Abro mis ojos incorporándome aún estando bocabajo. Sonrío dejándome caer sobre el colchón de nuevo al ver que sostenía sobre sus manos una pequeña tarta con velas.

— ¡Feliz cumpleaños! —eleva la voz— Cumples veintisiete, eres un anciano.

— Te dije que este anciano no quería tarta —me incorporo pasando mi mano por mi pelo echándolo hacia atrás.

— Y a mí me da igual lo que me dijeras —sonríe con ilusión— Pide un deseo y sopla las velas.

La miro fijamente. ¿Desde cuándo no soplaba unas velas en mi cumpleaños? Desde que murió mi madre ni siquiera me había importado mi cumpleaños, nunca lo traté como un día especial.

Lo único que deseaba era poder verla sonreír en mi cumpleaños del año que viene.

Soplo las velas mientras ella celebraba. Deja la tarta sobre la mesilla de noche y se lanza sobre mí para abrazarme con fuerza. Deja sus labios en los míos mientras caía hacia atrás en el colchón.

— Ya sabías que no me podía quedar de brazos cruzados en tu cumpleaños —sonrío mientras se separaba para rodar en el colchón y levantarse.

Llevaba la camiseta del pijama que yo llevaba puesto como pantalón, siempre me las quitaba. Agarra la tarta de nuevo.

— ¡Vamos, te he preparado tu desayuno favorito! —sale de la habitación hacia las escaleras.

Me estiro sobre el colchón mientras cerraba mis ojos de nuevo. Si hoy era mi cumpleaños, eso quería decir que en un mes haríamos un año desde que nos conocemos. Ahí le pediría matrimonio. Le mostraría nuestra futura casa y le pediría que nos casáramos.

Me levanto de la cama para salir de la habitación y bajar hacia la cocina. Ella ya estaba sentada en una de las sillas y miraba su teléfono con interés. Sonríe cuando dejo un beso en su cabeza pasando por su lado para agarrar una taza del mueble y llenarla de café.

Llevo mis ojos hacia la ventana.

— ¿Va a llover? —mira hacia la ventana también— El cielo está muy oscuro.

— Ya mismo empezarán las lluvias, aunque este año habrá más tormentas —sonrío— Caerá un rayo enorme en Busan y destrozará un campo de fútbol.

— Estaré deseando ver tus dotes de adivina —lleva sopa a su boca mientras asentía.

— ¿Sabes lo que también se? —la miro expectante— Las lechugas y las zanahorias ya están enormes en el huerto —sonrío cuando se levanta y se asoma a la ventana del jardín— Ven, mira.

Elastic Heart  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora