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NARRADOR.
Muchas veces la vida nos ofrece distintas oportunidades. Cuando se acepta una de las opciones, pero es errónea, muchos deciden seguir con esa vida miserable, pero muchas veces comenzar de nuevo es la mejor de las salidas.

Aunque en esta ocasión una muerte fue la causante de que pudiera cambiar su vida, _________ había sabido como buscar la abundancia en la nueva oportunidad.

La abundancia estuvo en amar a la persona correcta, y ahora su vida era muy feliz.

Las miradas de odio fueron sustituidas por los ojos enamorados de Jungkook; los comentarios para minimizarla ahora eran halagos; y los golpes se habían cambiado por besos. Ella sabía que Jungkook siempre fue la decisión correcta, y sino hubiera sido por él, ella nunca hubiera podido tener todo lo que le hacía feliz hoy.

Aún era capaz de recordar la preocupación que sintió al enterarse de su embarazo antes de morir, pero ahora tenía tres hijos, los cuales eran amados por su padre; y eso era todo lo que ella necesitaba.

La mayor de la descendencia de la fortuna más poderosa del continente asiático, Jeon Bora, estaba en el interior de los enormes jardines de aquel lugar que una vez fue inaugurado como el edificio en forma de cúpula en la que se llevaban acabo las reuniones mensuales.

Sus ojos negros observaban ilusionados un nido con pequeños pájaros que llamaban a su madre. Ella da pequeños saltos feliz de poder ver aquello, mientras sostenía un cuaderno de dibujo entre sus brazos y la pequeña falda rojiza de su vestido se movía al igual que ella.

De pronto se detiene al notar algo chocar con su pierna. Se gira para ver una pelota de fútbol.

— ¡Eh, pásala! —gritan varios niños desde otra parte.

Ella deja ver un brillo especial en sus ojos. Su corazón se había acelerado por el miedo, pero quería hacerlo. Agarra como puede la pelota y se acerca a aquel grupo de niños de distintas edades.

— ¿Puedo jugar con vosotros? —todos la miran.

— ¿Estaría bien eso? —uno de los niños un poco más mayor señala su vestido— Podrías manchar tu traje.

— Se puede lavar —sonríe— Yo quiero jugar con vosotros.

— Entonces está bien —el mismo le devuelve la sonrisa— ¿Cómo te llamabas?

— Bora —sigue sonriendo.

— ¡Eh, escuchad, Bora va a jugar! —todos parecían hacerle caso— ¡No seáis bruscos o la golpeéis, me enfadaré si la molestáis! —la mira de nuevo— Yo soy Hyomae, por cierto.

— ¡Sí! —gritan todos al unísono.

— Mucho gusto —muestra sus pequeños dientes mientras se inclinaba un poco. El niño rasca su cabeza apartando la mirada avergonzado— Iré a soltar esto —aquel niño asiente viendo como se giraba hacia una mesa repleta de niñas de distintas edades.

Bora deja en el que era su asiento su cuaderno de dibujo ignorando la presencia de aquellas niñas. Se aburría con esas niñas, ella quería jugar como los niños.

— ¿Enserio vas a jugar cuando llevas vestido? —se detiene para mirar a unas niñas más mayores— Las señoritas no debemos ensuciar nuestra ropa.

— No me importa ensuciarme... —responde ella con indiferencia— Estar ahí es aburrido.

Todas comienzan a cuchichear entre ellas. Podrían tener unos cuatro años más que ella, y el resto aún más mayores también la miraban con superioridad.

— Niña... —habla una de las mayores, una adolescente en sus dieciséis— Como consejo puedo decirte que te sientes y bebas de tu zumo... no manches tu imagen.

Elastic Heart  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora