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EL TIC TAC DE LAS MANECILLAS, LAS CUALES MARCABAN LAS CINCO CON TREINTA Y SIETE DE LA TARDE estaban colocando ansiosa a la castaña que se encontraba observándose por última vez en el espejo de cuerpo completo comprobando una vez más si su atuendo se encontraba bien o si poseía alguna imperfección en sus medias negras. Estaba nerviosa, puesto que, luego de tres meses de noviazgo con Damian, conocería a la familia de este y entre ellos se encontraba Bruce Wayne, el padre de su pareja y por las noches, bajo el cielo estrellado, era el tan temido caballero de la noche. La ropa impecable que vestía la había escogido junto a su fiel amigo Matthew; llevaba una jardinera roja y por debajo de esta un sweater cuello alto gris que iba a juego con los botines que protegían sus pies, en su cabeza estaba depositada una bonita boina roja que le brindaba un aire de ternura a su rostro. Unos pendientes de flores colgaban de sus delicadas orejas y el olor a perfume floral inundaba la habitación.
Suspiró al verse una última vez.
Sus manos temblaban ligeramente junto a los constantes calambres en su vientre producto de los nervios la hacían cerrar sus ojos buscando calma. El timbre de su casa sonó brindándole otra oleada de sensaciones nerviosas. Damian había llegado a recogerla.
Se acerco a pasos rápidos para abrirle la puerta a su novio.
-Damian
-Elizabeth -la miró de pies a cabeza. -Te ves preciosa
-¿Tu crees? Quiero decir ¿Me veo decente?
-Siempre te ves preciosa, amada
-Bien -respiro una vez más en busca de calma. -Ayudame a llevar las bolsitas que estan en la encimera y yo llevo la plantita
-Cariño, sabes que no debes llevar obsequios
-Lo sé pero ganar algo de chance -recibió una corta risa por parte del chico. -Deja de reirte y ayudame
-Ya voy. Ya voy
Esperó a que su pareja terminara de cerrar con seguridad para tomar una de sus manos y caminar hacía su vehiculo.
-¿Qué le llevas?
- A Alfred unos guantes tejidos y esta plantita -apunto en forma de pato con sus labios. -A tu papá una corbata Burberry
-¿Ocupaste mi tarjeta? -se acercó a la puerta del copiloto para abrirle a su amada.
-No
-¿Por qué no? -preguntó mientras se acomodaba en el asiento del conductor y encendía el vehiculo. -Te dije que la ocuparas
-¿Cómo voy a gastar tu tarjeta? Qué vergüenza
-Tt -chanqueó molesto. -Si te digo que la ocupes entonces hazlo. No tienes que tener vergüenza de nada, eres mi pareja y lo mio es tuyo
