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DESPUES DEL ARRANQUE DE ELIZABETH DONDE TOMO CON FIRMEZA LA MANO DE DAMIANTUVIERON que separarse porque los empresarios habían llegado a su destino y debían salir del ascensor, recuerda vívidamente como el chico acaricio con su dedo pulgar la muñeca intentando calmar sus ganas de contacto o quizás también para anunciarle que el también estaba en la misma pagina con respecto a decisiones y pensamientos. Cuando se bajaron noto las pocas ganas que tenia de soltarla pero debían hacerlo si no querían que los descubrieran o que peor aun, la prensa capturaran el momento para después chismear en redes sociales y televisión nacional.
Cuando quedaron solo los amigos en el ascensor y este cerro las puertas Matthew dio un grito agudo.
—Sentí la tensión —se echo viento con la mano. —¡Te ganaste la lotería!
—Shhh. No grites
—¡Es que mira! —se agarro el cabello para tironearlo de la emoción. —¡Tienes al mismísimo Damian Wayne comiendo de tu mano! —la muchacha le cubrió la boca con sus dos manos.
—¡Shhh!
—Perdón es que —apretó los labios con fuerza para no volver a gritar.
—No es para tanto
—¿¡Que no es para tanto!? ¡Mírate María Elizabeth Castro! Le diste la maldita mano a tu chico dejando de lado tus ridículas inseguridades
—Pero solo le di la ma...
—Si. Si. Solo fue la mano ¡Pero eso es mucho viniendo de ti! ¡Demonios! Cualquiera de estos días te abalanzas encima de el para besuquearlo —recibió un pequeño empujón como respuesta. —Ya estas creciendo
—Eres un tonto —movió la cabeza mientras sonreía avergonzada.
Si bien y como le había dicho a su buen amigo Matthew solo le había tomado la mano como tan de costumbre lo hacia cuando se veían, sin embargo, existía algo diferente en esa acción. Le estaba diciendo que no perdiera la esperanza porque ella sentía todo por el, que extrañaba su calor y como aquella sonrisa aparecía solo para ella, que de manera incontrolable echaba de menos a todo el. Desde sus mas grandes virtudes hasta aquellos defectos que lo hacían mas humanos que muchos.
Durante la noche se cuestiono muchas cosas. Había estudiado pero aun así y de forma incontrolable su mente le preguntaba qué estaría haciendo el chico y si estaría bien en su patrullaje nocturno, se imagino un futuro donde solo era Damian y Elizabeth, unos jóvenes que se amaban mutuamente y que deseaban formar una vida juntos. Se imagino una vida donde vivieran en el mismo departamento, donde él saldría a patrullar en la noches y ella esperaría en vela por su chico.
Y su pecho había dolido.
Debía aceptar que Damian jamás dejaría el manto de Robin por petición de una simple civil y que si aceptaba una vida al lado de su destinado debía aceptarlo completamente. Con el manto de Robin, con sus traumas y todo lo malo que abarcara al chico.
