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DAMIAN NO PUDO VOLVER A RECONCILIAR EL SUEÑO LUEGO DEL ENCUENTRO QUE TUVO con la mujer que le tocó por madre, el sol comenzaba a salir anunciando el inicio de un nuevo día y él aún no se apartaba de su novia. Estaba aferrado a ella en un abrazo, como si fuera a esfumarse de su lado. Nunca tuvo miedo al enfrentar enemigos, situaciones y adversidades ni de salir lastimado en el proceso, sin embargo, en esta ocasión era totalmente diferente ya que la vida del amor de su novia estaba en juego.
Conocía a su madre y lo despiadada que podía ser para poder cumplir sus objetivos, lo sabía de primera persona gracias a que fue criado bajo el mismo pensamiento.
Su cuerpo se sentía cansado y su mente no se quedaba atras. Estuvo horas pensando en soluciones y opciones para tomar.
Había pensado en huir junto a su chica para ocultarse hasta que la bastarda de su progenitora se cansara y buscara a otro lider, pero Elizabeth no se merecía eso. Sabía que ella no se alejaría de su familia y él tampoco quiere que lo haga.
Ella se merece vivir una vida plena y feliz, no una donde deba huir y ocultarse.
También pensó en ir directamente a combatir a la liga de las sombras. Sabía de por sí que eran miles de devotos luchadores entre sus filas, pero aquello no lo detendría. Si, corría el riesgo de salir herido o la muerte y aquello no le atemorizaba.
Pero destruiría a su novia.
Había un tercer plan y era informarle a su padre y posteriormente a la liga de la situación. Sabría la respuesta de Batman y que es lo que le haría hacer para poder lograr su objetivo de captura y desmantelacion de la liga de las sombras.
A él no le importaba poner en peligro a su nuera con el fin de cumplirlo.
Se sintió ridículo ante esa idea.
Sabía que ninguno de sus planes era fiable ni factible.
Estaba atados de manos.
Suspiró mientras depositaba uno de sus antebrazos detras de su cabeza para pensar mirando al techo, su otro brazo abrazaba a su chica quien aún dormía plácidamente sobre su pecho. Amaba demasiado a Elizabeth como para exponerla a toda la porquería que acarreaba por parte de su familia materna.
¿Qué iba a hacer?
Estaba tan sumergido en sus aflicciones que no notó la mirada somnolienta que le brindaba su novia quien había despertado hace apenas unos minutos, no se removió ni hizo sonido, simplemente abrió sus ojos topándose con la vista más bonita de su mañana. Ambos respiraban calmados pero sus pensamientos estaban en diferentes sintonías; Elizabeth pensaba en lo afortunada que se sentía al lado de su pareja mientras que Damian se torturaba una y otra vez con situaciones hipotéticas, planes y las palabras que durante la madrugada su madre le brindó.
