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SI DAMIAN TUVIERA QUE SEÑALAR LOS MEJORES MOMENTOS QUE HA TENIDO ensu traumática vida solo mencionaría tres. La primera sería cuando llegó a la mansión, tenía apenas doce años y había sufrido la reciente perdida de su abuelo a manos del mercenario Deathstrok. La segunda sin duda alguna es cuando descubrió que Elizabeth Castro es su destinada y que según el destino es la mujer más adecuada para alguien como él. El besarla se coronó como uno de los tres mejores sucesos que le ocurrieron en su vida, sabía que la chica era inexperta cuando se trataba de relaciones sentimentales y actitudes relacionadas a estas por eso le estaba dando tiempo en conjunto con la confianza para que ella hiciera lo que quisiese con él.
Pero jamás se le atravesó por su cabeza que ella tendría la confianza suficiente como para iniciar un beso como el que se estaban dando.
Y habían perdido la noción del tiempo.
La primera vez que se tuvieron que separar él le pidió que le permitiera ser su novio y ella aceptó dicha petición para luego retomar el beso. Después de un rato se separaron para tomar aire y poder seguir comiéndose la boca sin importarle nada más que la presencia de ellos dos, cuando Elizabeth salió de esa ensoñación se separó lentamente con sus labios hinchados, las mejillas coloradas y el cabello algo desordenado gracias al agarre masculino que Damian ejerció. La chaqueta de vestir del traje del superhéroe se encontraba arrugada al igual que la camisa, los ojos esmeralda se encontraban cristalinos y los belfos igual de hinchados que los de la castaña.
Elizabeth lo miró unos segundos para luego agarrar con manos temblorosas la mochila que se encontraba en el piso del vehículo.
—Yo. Esto. Adiós —abrió la puerta de copiloto y bajó avergonzada dejando a un Damian en trance.
La castaña rodeo el vehiculo en un trote para luego seguir recto hasta llegar a las puertas principales del edificio. El azabache siguió con su mirada los nerviosos pasos de Elizabeth para luego reír como un estúpido, apoyó sus antebrazos en el volante y oculto su enrojecido rostro y sonrisa aperlada.
Había besado por un buen rato a su chico y eso se convirtió en su cosas favorita.
Eran oficialmente novios, claro que él esperaba pedírselo de una manera mucho más romántica en una cita nocturna y con todo un plan correctamente ideado para que todo fuera único y saliera perfecto, sin embargo, en un arrebato del momento se lo preguntó obteniendo un "Se mi novio"
Novio.
Se sentía extraño con dicho termino, ya que con Raven las cosas eran totalmente diferente. La gótica nunca le gustó colocarle un nombre que encasillara la relación que tenían, tampoco eran muy afectuosos ni física o emocionalmente, las pocas veces que tuvieron sexo eran silenciosos y los besos no eran muy comunes, pero cuando ocurrían solían ser secos y sin una pizca de afecto.
