Octubre.Despertó sin sentir aquellos brazos tan cálidos que tanto le encantaban, solo para darse cuenta de que Mikasa ya no estaba, y que ya se había ido a trabajar.
Además, una notita a su lado se lo dijo. En ella explicaba que debió salir antes, y que decidió no despertarla solo porque le pareció tierno ver como dormía.
Se levantó despacio, sostenido su vientre y se dirigió al baño. El tamaño que este había adquirido a lo largo de los meses le hacía caminar casi como un pingüino.
Se tomó un tiempo del trabajo la semana pasada por lo del embarazo, y porque Mikasa insistió demasiado en que debía quedarse en la seguridad de su hogar, descansando. Aún faltaban algunas semanas, pero no estaba de más prevenir y reposar.
Se sentía en extremo casanda a pesar de ya tener algunos minutos despierta. Como aturdida.
Una pequeña patada le hizo detener los pasos en el pasillo, y sujetar de su vientre mientras procesaba la situación.
Eso fué doloroso.
-Estás algo inquieto...-Comentó. Sintiendo otra patada, pero más fuerte.
Eren dijo que así sería lo que resta del embarazo, pues al estar creciendo, el espacio se limitaba, y cuando se acomodaba o estiraba sentiría más su presencia.
Respiró profundo, y se recargó del barandal. Poco a poco el bebé dejó de moverse, y eso le hizo estár más tranquila.
La verdad es que le ponía algo nerviosa la conducta de su bebé últimamente. Entendía que se movería más y más, entendía que debía estar relajada porque el estrés no solo le afectaba a ella...pero no podía evitar sentirse algo extraña.
Bajó a la cocina. Sacó lo necesario, y procedió a prepararse el desayuno.
Un escalofrío le recorrió por completo, y un dolor intenso en el vientre le hizo sentir las piernas débiles.
Esto no eran patadas normales.
Tragó saliva, y recargó sus temblorosas manos en la barra.
"Tranquila.
Tranquila.
Tranquila."Tocó sus shorts al sentir algo humedo, y cuando retiró la mano se sintió desmayar, pues se dió cuenta de la enorme cantidad de sangre que estaba saliendo de ella.
No se supone que sangre.
No se supone que esto ocurra.No...
-N-no...
Respiró agitada.
-No, no, no. Ahora no...-Se contrajo del dolor.
¿Por qué? Maldicion. ¿Por qué? Aún faltaban algunas semanas.
Es...es muy pronto.
Sudando, debil y bastante pálida se dirigió a la sala. Tomó el teléfono de casa y marcó de inmediato al número más rápido.
Al número que más convenía en este caso.
Eren respondió de inmediato.
-¿Si?
Annie sollozó.
-E-Eren...
-¿Qué pasa? ¿Qué ocurre?
-Creo...creo que voy a tener al bebé ahora.-Apenas si podía articular las palabras, y sostener el teléfono.-Estoy sangrando mucho...
El castaño se trabó al principio, y de inmediato mandó una ambulancia al domicilio.