Había empezado a visitar de poco en poco ese dichoso restaurante, esperando que en cualquier momento su gusto por la comida se adapte, o muera.
Siempre que Historia le veía llegar sonreía, aunque posiblemente así esté obligada a hacerlo.
La última vez que tubo una cita fué en la preparatoria, y hasta ahora no había vuelto a salir con nadie, p siquiera se había interesado, pero aquella joven rubia despertaba algo en ella.
Quisiera decir que no tenía vergüenza o algo de miedo intentar el segundo paso. Preguntar su nombre. Pero lo cierto es que si lo tenía.
La pequeña rubia terminó de atenderle y le entregó el pedido con una sonrisa.
La morena lo tomó y sacó la cartera para pagarle.
-Uh, no tengo cambio, lo siento.-Dijo la rubia, apenada.-Deme un momento. Iré aquí al lado y regresaré en seguida.
La morena encogió los hombros.
-Está bien. Déjalo así.
Pareció que iba decir algo más, pero al final solo tomó la bolsa y se dió la vuelta.
-Vuelva pronto.-Dijo Historia.
La morena le miró de reojo, y suspiró. Ya bastante daño le hizo a su estómago para solo ir se de esa forma.
-Disculpa...¿cuál es tu nombre?
La pequeña rubia alzó la cabeza.
-Historia...
Hermoso.
Tomó la perilla de la puerta de nuevo, pero la voz de la joven le detuvo de nuevo.
-¿Y el suyo?-Murmuró.
-Suyo, me parece una palabra demasiado formal.-Se rió.-pero respondiendo, me llamo Ymir.-Sonrió.
Historia bajó los ojos de forma rápida al suelo y solo se le escapó una sonrisa.
-Vale...adiós, Ymir.
-Adiós...Historia.
Sin darse cuenta chocó contra la bien pulida puerta de vidrio, pensando que ya la había abierto antes.
Historia apretó los labios para no reír, y solo se hizo la que limpiaba la barra.
La morena pecosa sonrió apenada, y acomodó su corbata para después irse.
Historia le vió alejarse con una sonrisa. La morena masajeaba su cabeza y se alejaba quejando.
"Que linda era..."