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Shaka y Mu, dos pequeños niños que fueron criados con disciplina y rectitud para convertirse en dos "Omegas" del mas alto valor, sin embargo, todo cambia cuando en el primer celo de uno de ellos, todos des...
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Cap. 19: Conocerte.
Ahí, en donde estaban, en el parque a la sombra de un árbol.
Shun y Shaka sonrieron ante las palabras del más joven.
- Es cierto, no lo eres. - Aseguró de forma encantadora, hacer cumplidos a Shaka le resultaba fastidioso, pero cuando estos eran ciertos no podía callar su admiración. Resultaba que la persona a su lado no sólo era compleja e interesante sino completamente admirable.
- No lo soy. - Repitió. Soltó un suspiro para regresar a su posición relajada, mirando los cisnes, el agua, la nada. - ¿Y tú? ¿Lo eres?
Sin titubear, el alfa asintió con una mirada tranquila.
- Tal vez. Un poco tal vez. - Shun se sintió agradecido por la sinceridad del Alfa. Pensaba que sólo alguien con mucha confianza podría ser así de sincero. - Pero no le digas a Ikki, él no dejará que estés conmigo si lo sabe.
- Ikki lo es aún más. - Bromeó. - Pero... mantendré el secreto, no le voy a contar nada.
- Ok. -
Shun retomó su posición para mirar la nada, después hubo un poco de viento, comieron los emparedados que había preparado y se encogió de hombros resignado cunado notó que el vino empacado había sido cambiado por jugo.
El sol se fue, los cisnes y el resto de las personas, empezaba a briznar cuando decidieron que también era momento de marcharse para ellos. Llegaron al edificio, en la recepción entregaron algunos paquetes para Shaka, en el departamento ambos abrieron el envío.
Un citatorio para el día siguiente.
Shaka acudió al ministerio. Kanon esperaba junto a dos abogados. El suyo también esperó a que ingresaran. No hubo intercambio de palabras entre ambas alfas, se presentaron escrituras, cheques y libros de cuentas. El resumen de toda la herencia de virgo, empacadas en una caja de 41 x 30 x 15.
Los acuerdos se firmaron y la sentencia fue cumplida en su total. Estaba la disculpa publica y la entrega de los bienes, así que no había nada en particular con aquella familia.
Pudo dar un respiro al salir.
.*.
Un día a la vez.
Despertar, desayunar a solas y regresar al taller en donde antes había trabajado, había tomado algunos días a Mu arreglar todo el desastre del tiempo en el que no estuvo. Aquel taller era su vida, lo único que había conseguido con sus propios medios después de salir del colegio. Las opciones para un Omega eran limitadas y mucho más complicado el ejercer en algún puesto, por eso... y contra todos los que podían opinar sobre su vida, había logrado aquel pequeño lugar.
Vendiendo casi todas las cosas personales que tenía, empezando con lo básico y sin el apoyo del nombre de su familia, ahora que sus productos se vendían por si solos, los mantenía bajo el mismo misterio del principio. El taller se manejaba siempre a puerta cerrada, con tratos sobre pedido y con contacto en línea, para todo eso Alde era buenísimo.
