Cap. 31: Destrucción.

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Cap. 31: Destrucción.

— No voy a marcharme, discúlpame en verdad lamento lo que hice. — Camus notó ninguna intensión en el alfa de retirarse, entonces quién se marchaba era él, hubo un último intento en sostenerle de la mano antes de que se alejara, salió de la biblioteca completamente furioso, llovía, pero había olvidado su paraguas al salir, con las manos temblorosas buscó las llaves cuando estuvo frente a su auto blanco.

Por aquella noche era suficiente. Sólo necesitaba regresar a casa y tomar un baño. Mañana se encargaría de notificar sobre la falta de Milo, ese imbécil no iba a salir con las manos limpias después de atreverse a golpearlo. Aunque no pudiese romper el compromiso, iba a asegurarse de que aquella noche la recordara por toda su vida.

Lo pensaba mientras miraba la hinchazón de su mejilla, e intentaba no lamer sus labios esperando se pudiera formar una costra antes de llegar a casa. No tenía ninguna intensión en dar explicaciones sobre lo ocurrido, y aunque pudiese hacerlo pasar como "una pelea callejera" periferia no mentir sobre algo que sabrían en los siguientes días. Una regla simple, él prefería no mentir.

Observó por el retrovisor los últimos rastros de urbanidad, antes de desviarse por una avenida hacia los campos de su familia, parecía algo más oculto que la mayoría de las mansiones alrededor, pero tenían un "porque para eso". La familia de Camus se había encargado de forma privada de temas de seguridad en aquella ciudad, por lo menos con los últimos ministros, así que no era de extrañarse el enorme proceso que tenía que cubrirse para ingresar a aquel lugar. Incluso él, siendo cabeza de la familia, de forma provisional, tenía que cubrir el protocolo.

Ingresó a la mansión, las puertas automáticas se abrieron y mientras avanzaba, dos filas de hombres armados rodearon el auto, Camus salió sin decir nada, fue cubierto protegido de la lluvia por uno de los hombres de seguridad, pero el auto se quedaría para revisión.

— Gracias, yo iré solo. — Apenas unos pasos más adelante, decidió retirar el paraguas de las manos del guardia y ser él quién caminara solo hasta la mansión, sin embargo, tampoco había podido avanzar demasiado.

A los pies de la mansión, estaba Hyoga, siendo sometido en el suelo por algunos de los guardias, la mayoría de las veces el rubio no recibía más de un castigo o sanciones estúpidas que pasaba por alto tras unos días, pero en ese preciso momento Camus no se encontraba en su mejor momento para soportar a un niño necio. Aquella irreverencia le hizo recordar tanto a Milo, que terminó por explotar ante la imagen de sus hombres y el rubio, completamente mojados.

Arrojó a un lado el paraguas, era una estupidez protegerse de la lluvia cuando tenía tanta mierda alrededor.

— Es imposible que tenga que soportar este tipo de cosas. — Hyoga levantó el rostro con el ceño fruncido, pero observar la mejilla amoratada de Camus le hizo perder un poco de determinación.

— ¿Qué te ocurrió en el rostro? — Preguntó, pero Camus no estaba precisamente parado frente a él, para platicar.

— Estoy cansado de tener que recordarte el deber que tienes con esta familia. Todos estamos haciendo un sacrificio para que las cosas estén bajo control, pero tú eres el único niño estúpido que no ha entendido que esto es más que un juego. ¿Quieres ser diferente? Pues entonces eso vas a tener.

¿Quién es él? | BL | Shaka x Mu | AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora