Y el día llegó...

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-Tres...dos...uno...-Álvaro no quita ojo de su reloj-, !llena las copas...son la doce! -grita-.

Me besa sin dejar de mirarme a los ojos. Llegó el día, en este instante el disco está oficialmente en la calle y Celia es historia...o casi. Empezarlo los tres en pijama sobre mi cama es la mejor manera de describir lo que deseo para mi vida ahora mismo...tenerles siempre conmigo. Álvaro y yo estamos viviendo un momento increíble como pareja y cuando estamos con Blas todo es perfecto.

-Por vosotros -Blas alza su copa-, porque seáis muy felices ahora que nada os lo impide...

-Por los tres -susurra Álvaro-, porque nunca se rompa la magia que hay en esta habitación ahora mismo...

Soy felíz con mayúsculas. Ojalá el resto de mi vida sea como esta última semana porque no puedo pedir más. Tengo un proyecto que me apasiona y entre nosotros todo es tan especial que cada instante es un regalo.

-¿Puedo abrirlo ya? -sostengo el disco en mi mano todavía con el precinto puesto-, no es justo que me hayáis hecho esperar hasta ahora...

-Como si no lo hubieras escuchado ya -sonríe Blas-.

-Con un montón de gente alrededor en una reunión de trabajo no he podido disfrutarlo -le saco la lengua-.

-¿Y no te parece mucho más bonito -Álvaro me lo quita de las manos y lo abre-, que la primera vez que lo hagas sea con nosotros?

Me pierdo en esos ojos verdes. Su mirada habla por él y refleja todo lo que tiene dentro.

-Siempre que estéis calladitos por supuesto...-rozo sus labios y después los de Blas-.

Me levanto y voy hasta el equipo de música. Desconecto todos los altavoces de mi casa excepto el de mi habitación que lo dejo a un volumen considerable. Empieza a sonar la voz de Carlos en "Grow old with me" y sonrío apoyada en el marco de la puerta cuando les veo a los dos sentados uno junto a otro móvil en mano. Es su momento, el de verdad, el de escuchar lo que tiene que decir el público que ya lo ha puede comprar en digital.

Suenan dos mensajes seguidos en mi móvil y se miran sonrientes. Álvaro levanta la cabeza y me mira.

-Regalo por partida doble -ríe-, edición normal y fan, para que no te quejes...

-Genial idiotas -me quedo a los pies de la cama muerta de risa-, serán cuatro, los tenía comprados ya...

Álvaro se incorpora y tira de mí hasta que me sienta entre sus piernas. A partir de ese momento me concentro en escuchar el disco mientras ellos teclean en su móvil sin parar y me regalan mimos de vez en cuando. No hay palabras para definir lo privilegiada que me siento, les tengo aquí y puedo ver su reacción al leer las cosas que la gente dice sobre el disco. Básicamente sus caras son una mezcla de ilusión y felicidad a partes iguales. Cuando la música deja de sonar con los últimos acordes de "Vuelvo a ser mortal" me cuesta hablar por lo emocionada que estoy.

-Es impresionante -susurro-, os vais a comer el mundo.

Álvaro suelta el móvil y cierra sus brazos alrededor de mis hombros. Mira a Blas, que deja el suyo sobre la mesilla y se arrodilla entre mis piernas. No puedo respirar con esta mezcla de sensaciones que tengo. Blas clava sus ojos azules en los de Álvaro y alza una ceja divertido. Noto el aliento de Álvaro en mi cuello y mi piel se eriza entera cuando sus labios rozan mi oído.

-De momento..., te vamos a comer a tí...-susurra lascivo y me muerde el hombro sacudiendo todo mi cuerpo-.

Pasamos media noche enredados en besos y caricias, en ese mundo que sólo entendemos nosotros tres y en el que no necesitamos nada más que tenernos para ser felices.

No te enamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora