-Viene un descanso, tengo que irme -le digo a Martín-, vuelvo enseguida.-Tranquila, haz lo que tengas que hacer.
Le revuelvo el pelo. Debería pasarme el concierto a su lado y salir corriendo en cuanto acabe. Sería lo mejor para mi salud mental. Los chicos todavía están en el escenario y les espero en la puerta del camerino.
-¿Cómo nos ves? -Blas entra corriendo-.
-Perfectos, ¿puedo irme ya?
-Te quedas aquí todo el acto -cambia la camisa por una camiseta a la vez que empiezo a ver tíos medio desnudos por todas partes-, donde yo te diga.
-¿Qué coño te pasa? -la mirada se me va hasta Álvaro, que se ha puesto una camisa de cuadros rojos y negros y tras colocarse el chaleco lo remata con un cinturón rojo-.
-¡Eh! -Blas chasquea los dedos-, ¿vas a hacerme caso por una vez en tu puta vida?
-Que sí plasta -entorno los ojos-, que me quedo aquí.
-No aquí no -me coge de la mano y sale del camerino-.
-¿Pero a dónde vas?
-Te he reservado un sitio de honor.
Rodeamos todo el escenario y me lleva tras la pantalla de la izquierda.
-Estás de broma...
-Mira mi chico, que tonto parece con esa bola en la cabeza -señala a Alex con sonrisa idiota-, como te muevas de aquí te dejo de hablar para siempre.
-¡Blas!
El cámara que hay a dos metros de mí me pide silencio y sólo pasan unos segundos antes de que aparezca Álvaro por la parte trasera del escenario. Nuestras miradas se cruzan un instante y no sé si es por eso o porque Counting stars es una de sus canciones favoritas, pero por fín veo a ese Álvaro que me gusta en el escenario, con toda la fuerza puesta en trasmitir con su voz. El público enloquece con la canción, el grupo sabía que era una apuesta segura. Tras ella, Cuando se estás dormida, que no sé por qué siempre ha sido especial para mí. Tengo a Álvaro tan cerca que me hace flaquear cada vez que me mira fugazmente. Cuando acaba, es Álvaro el que suelta su emotivo discurso y cuando anuncia la siguiente canción, ni quiero ni puedo contener las lágrimas al recordar aquella mañana en casa de mi padre, cuando por fín escuché por primera vez Vuelvo a ser mortal en sus voces y nos prometimos que siempre estaríamos los tres cuando nos necesitáramos. Viviría aquel día en bucle, fue el más felíz que recuerdo a su lado. Álvaro se sienta en la escalera trasera y el resto sale y hace lo mismo rodeándole. Blas me mira un instante antes de empezar a cantar y en la segunda frase sus ojos se vuelven vidriosos y la voz se le rompe. ¿Tendremos los tres el mismo momento en la mente? La mirada de Álvaro desde luego no me deja lugar a dudas, él sí. Así que no me sorprende nada escuchar su voz encogida por la emoción cuando canta su sólo, incluso limpia una lágrima que sale de sus ojos antes de que Dani le rodee con su brazo y le arranque una sonrisa. Me siento fatal. Durante el estribillo se abrazan los cinco y quizá es el momento de que me vaya, porque no puedo dejar de llorar, pero pasa algo que me deja paralizada. Mientras Carlos canta, a dos metros de donde estoy, veo a Álvaro rodear la cintura de Blas con su brazo y a Blas hacer lo mismo antes de mirarme los dos y sonreír. Juro que si mi regalo de cumpleaños es que vuelven a hablarse no hubiera podido darme nada mejor. Ahora sí que no hay quien pare mis lágrimas de emoción cuando Blas se acerca bastante hasta donde estoy y me dice te quiero sin palabras.
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No te enamores
FanfictionSus primeras palabras después de besarla fueron "No te enamores", quizá él debió aplicarse su propio consejo.