Te necesito

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-Bella -susurra Blas en mi oído-, hora de levantarse.

-Cinco minutos papi -río con voz somnolienta-, pero ¿qué haces aquí tan temprano? -ni abro los ojos-.

-¿Te levanto yo? -noto como la cama se hunde tras de mí-, yo no voy a ser tan suave-, ríe Álvaro.

-¿Se puede saber qué hacéis los dos aquí? -me incorporo asustada-, ¿no os ibais anoche?

-¿Y perdernos tus ronquidos? -ríe Blas-.

-¡Oye que no ronco! -grito y le pego con una almohada-.

-No roncas -Álvaro para la almohada justo antes de darle en la cara-, pero haces un ruidito muy...¿sexy?

Las dos se echan a reír a carcajadas y me levanto atravesando toda la cama para no tocarles. Voy directa al baño y me meto en la ducha. Me encanta escucharles reír juntos. Todavía les oigo cuando unos nudillos tocan la puerta.

-Bella, voy a buscar algo para desayunar, tu nevera da pena -dice Blas-, ¿te apetece algo?

-Que te pierdas un rato -bromeo-.

Abre la puerta y asoma la cabeza sigiloso.

-No te habrás enfadado -entorna los ojos-.

-Claro que no...pero encontraros aquí a los dos me sorprende -le saco la lengua por el lateral de la mampara-.

-Te dormiste y nos quedamos hablando, supongo que caímos sin darnos cuenta -sonríe-. Me ha encantado dormir con vosotros, pero no se lo digas a Alv -me lanza un beso-, ahora vuelvo.

A la vez que escucho la puerta de casa, Álvaro entra en el baño, se desnuda y se mete en la ducha.

-Nuestra última media hora solos antes de subirnos a un avión y cruzar medio mundo -me besa-, aun no me lo creo.

Pasamos unos minutos besándonos y acariciandonos con tranquilidad. Inconscientemente ha pasado a ser un ritual que Álvaro y yo hacemos cada vez que nos acostamos los tres juntos. Nos recuperamos el uno al otro, dejamos de ser un trío para volver a ser una pareja. Eso sí, una pareja de tres mientras Celia siga en nuestras vidas.

Blas y yo hemos estado haciendo ejercicios espirituales para controlarnos las ultima semana y no matarla. Ahora sí que está insoportable sabiendo que su padre ha vendido el proyecto que le servía como excusa para seguir atando a Álvaro unos meses mas. No quiero imaginar lo que pasará cuando se entere de quien va a producir ese concierto. Menos mal que mi padre es precavido y le dijo a Rafael que iba a darme la sorpresa al volver de México, así no le ha contado nada y me dejará en paz estos cuatro días. Sólo Magí lo sabe además de nosotros y accedió encantado a que yo se lo contara a los chicos.

También hemos encontrado una nueva diversión, putear a Celia con sutileza. Álvaro se parte de risa cada vez que le digo que por perder el proyecto no va a cambiar su relación con él y cuando ella se tira a mis brazos llorando, la que no puede contener la risa soy yo. También se que en el momento en que se entere mi vida se convertirá en un infierno, así que estoy aprovechando.

La ultima semana con Álvaro ha sido genial. Saber que se librará de ella le ha devuelto el buen humor y está encantador. Ojalá este viaje no nos estropee el instante que estamos viviendo, porque soy tan felíz que me da miedo. De Blas no se ni que decir. Tiene una sonrisa eterna desde que corrimos a contarle lo que había hecho mi padre, como si se hubiera quitado de encima la mayor preocupación de su vida. Me hace felíz sólo con respirar a mi lado.

-¿Vamos? -grita Blas desde la puerta de mi casa-, no creo que a Salva le haga mucha gracia tener que esperar...

-Un segundo -responde Álvaro y me arrastra a mi habitación-.

No te enamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora