Nuestro suspiro

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-¿Tienes velas en alguna parte? -asoma la cabeza por la puerta del baño-.

-¿Para qué quieres velas a las dos de la tarde? -río bajo la ducha-.

-Quiero pasar la tarde contigo. ¿Tienes velas o no? -pone morritos-.

-En el estante bajo los discos, la caja negra -no puedo resistirme a esa carita-.

Cierra la puerta y yo empiezo a fantasear con una tarde de sexo salvaje. Estoy enferma y lo único que me puede curar es tenerle dentro. La sorpresa llega cuando termino de vestirme y encuentro mi salón con las persianas cerradas , velas repartidas por todas partes y "El alma al aire" de Alejandro Sanz sonando. Sobre la mesa hay comida y una botella de vino abierta.

-Te he robado un pantalón de pijama, -ríe tirando de la tela-, tus vaqueros no me entraban y quiero estar cómodo -me saca la lengua-.

Me gusta tanto su risa...el corazón me late fuerte. Nos sentamos en el suelo ante la mesa baja.

-Es hora de que hablemos Kika.

Su tono es suave, relajado, intentando calmar la tensión que hay entre nosotros.

-¿De qué Álvaro?...¿de cuanto nos vamos a seguir puteando?

-Shhh -pone un dedo sobre mis labios- cierra los ojos y escucha...

Dios, es tan, tan sexy...

" Le he robado el alma al aire,
Para dártela en este suspiro..."

Abro los ojos y me topo con los suyos.

-¿Te atreves? -sonríe-.

-¿Perdón?

Estoy tan embobada que ni le he escuchado. Creo que es la primera vez que me detengo tanto a mirar sus ojos de esta manera. Siempre he visto fuego en ellos y en este momento son diferentes.

-¿Convertimos esta tarde en un suspiro?...¿en nuestro suspiro?

-¿Y si no complicamos las cosas más Álvaro? No quiero pasarlo mal...deberíamos dejar esto aquí.

Se pasa las manos por la cara y bebe vino de su copa.

-Dame razones para soportarlo cuando esté con Celia, por favor...

Algo se rompe dentro de mí al escuchar eso. El Álvaro que yo tengo en mi imaginación, el que me castiga con la mirada, el que ocupa su vida en calentar la mía se acaba de derrumbar ante mis ojos. Tiene la expresión idéntica al momento en el que hablábamos de los discos en casa de mi padre. Y me vuelvo a sentir igual de mal porque no se lo que le pasa. Es su novia, ¿qué pinto yo en esto?

-Álvaro, no entiendo...-le abrazo y hunde su cabeza en mi cuello-.

Se aferra a mí y acaricia mi espalda con delicadeza bajo la ropa. Curiosamente mi sexo ni se entera.

-No te quiero perder -susurra en mi oído-.

Escalofríos. El estómago se me encoge y tengo que hacer un esfuerzo para que mi yo interior no de un gritito de felicidad. Esa frase significa que él también quiere algo conmigo. Pero entonces, ¿por qué esas palabras? Tiro suavemente de su pelo para conseguir que me mire. Sus ojos se han vuelto tristes.

-¿Me lo explicas?

Ni siquiera hemos tocado la comida. Se levanta y se sienta en el sofá.

-Ven- me tiende la mano y con la otra da unos golpecitos en su pierna-.

Me siento sobre él y me abraza. Hunde su cabeza en mi pecho y suspira cuando apoyo mi barbilla sobre su cabeza. Estoy a punto de morir de emoción.

No te enamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora