-Deja de reírte desgraciada -Martín intenta parecer enfadado pero no lo consigue-.
-Yo pensaba que tendrías un todo terreno o algo así. No te pega nada tener este mini coche -no puedo dejar de reírme-.
-Aun no hemos salido de Barcelona y ya tengo ganas de abandonarte en una gasolinera...
Cuando Martín me ha dado uno de sus abrazos al recogerme en la estación, he sentido un alivio que no puedo explicar. Lo que mas he echado de menos ha sido reírme con él. Enciendo la radio y me pongo a cantar a voz en grito. Los dos acabamos haciéndolo.
-¡Bailandoooooooo, bailandoooooooooo!
Cuando Álvaro cerró la puerta de mi casa decidí no llorar. No mas lagrimas por él, he derramado demasiadas. Voy a mirar hacia delante y a dejar de pensar que hubiéramos podido ser felices. Blas me dijo que era un farol, le dió un ataque de risa cuando aparecí en su casa a contarle lo que había pasado. Bueno, a Blas creo que su amor por Álvaro se le ha empezado a pasar de verdad...
-Sólo tienes que esperar a mañana y mirarle a la cara...-me dijo-.
Y tenía tanta razón que a la mañana siguiente cuando Álvaro llegó al ensayo con los ojos hinchados y cara de no haber dormido una mierda, se me quitaron las dudas. Mi cuerpo me pidió abrazarle hasta morirme, pero mi cabeza me dijo que ya estaba bien. Y esta vez le hice caso. Hemos trabajado durante varios días juntos y ni nos dirigimos la palabra. Nadie a nuestro alrededor dice nada al respecto, porque saltan chispas con sólo mirarnos.
-Martín...-le doy un trago a mi botella de agua y se la ofrezco-, no tiene nada que ver que haya discutido con Álvaro para que esté aquí contigo...
No aparta la vista de la carretera y coge la botella y se la acaba.
-Yo no he dicho nada al respecto, estas aquí, es lo único que me importa.
-Pero es que no quiero ni que lo pienses.
-Yo lo único que pienso es en llegar, desnudarte y...
-¿Te puedes callar? -le tapo la boca con la mano-, vamos a esquiar.
-A esquiar, a que nos mimen y a...-levanta las cejas un par de veces con una sonrisa perversa-.
-Guarro.
-Pava.
Llegamos a Baqueira Beret sobre el mediodía. Conozco la estación, aunque no precisamente por haber venido a practicar deporte. Dean me trajo a un par de fiestas de esas pijas que no me gustan nada y que de pijas tenían poco pasadas unas horas. Martín para el coche cerca del hotel porque no hay sitio en la puerta y me pide que espere. Yo, como soy tan obediente, abro la puerta y me hundo en la nieve hasta casi la rodilla.
-Mis deportivas -lloriqueo-.
-Te lo dije -ríe y me tiende la mano rodeando el coche-.
Entrelaza nuestras manos y entramos en el hotel. Me siento rara, nunca hemos caminado mas de dos metros cogidos de la mano, pero me gusta la sensación. Miro a mi alrededor con la boca abierta y lanzo un silbido.
-Has tirado la casa por la ventana ¿eh? -le doy un codazo-.
-Vengo todos los años con Alex. Hacemos la reserva medio año antes y nos sale genial de precio. Él me dijo que este año te trajera a tí, que te vendría bien pasar unos días lejos de todo.
-Y de paso tiene a Blas sólo para él, ¿verdad?
-Que lista eres -ríe-. Y ahora, oigas lo que oigas, no digas nada, ¿vale?
-No digas nada por favooooor -canturreo-.
-Estás de demasiado buen humor, ¿tendré que recoger los pedacitos cuando te de el bajón?
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No te enamores
FanfictionSus primeras palabras después de besarla fueron "No te enamores", quizá él debió aplicarse su propio consejo.