Capítulo 59

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-¿Ves como nuestro trato merecía la pena? -le acaricio la cara-, ¿quieres que te lo presente?

-Quiero bailar con él...mucho -susurra-.

Mi yo interior está dando palmas. No quiero imaginar lo que va a pasar cuando Alex se de cuenta de que Blas está aquí, está tan concentrado que ni siquiera tiene los ojos abiertos.

-Apunta uno más para la clase Martín -le digo cuando llega hasta nosotros-.

-A esta viene poca gente, nos vendrá bien alguien más, voy a cambiarme de ropa -ríe-.

-Dime que estos dos son los mas guapos del gimnasio que me va a dar algo, mis hormonas están bastante alteradas -dice Blas cuando Martín desaparece-.

-Bueno, hay alguno mas por ahí -río-, pero los mas guapos son ellos.

-¿De verdad que con Martín nada de nada? -me coge por los hombros y me mira fijamente-.

-Ni un triste beso.

-¿Y como lo soportas? Con un tío así hasta yo me olvidaba de Álvaro en un segundo.

-¡Blas...nuestro trato! - digo en tono amenazante-.

-¿Quién es Álvaro? -ríe mirando al techo -, pero de verdad, deberías tirártelo sólo para contármelo después.

Le doy una colleja y le hago esconderse para que Alex no le vea. Abro la puerta y ni se entera, sigue allí, ante el espejo, con los ojos cerrados y un movimiento de caderas que me está empezando a revolucionar. Me pego a él e intento seguir su ritmo.

-Hola Verónica -sonríe y abre los ojos-, me encanta tu perfume.

-Hola guapo -le abrazo por detrás-, tengo una sorpresa para tí.

-¿Para mí? -deja de bailar y se gira-, ¿me has traído algo de Madrid?

-Algo no..., alguien.

-¿En serio? -me abraza tan fuerte que me corta la respiración-, no puede ser, dime como estoy -me suelta y se mira en el espejo-, ¿está aquí?, ¿me da tiempo a darme una ducha?

Niego con la cabeza y me acerco a la puerta. Le tiendo la mano a Blas y cuando aparece por el cristal la cara de Alex es un poema. Se pasa las manos por el pelo nervioso y se seca el sudor con una toalla que tira al suelo cuando yo le tiendo la mano que tengo libre.

-Blas...este es Alex...Alex...este es Blas.

Sonríen tímidos y ambos susurran un hola mientras se dan la mano.

-Bailas muy bien -dice Blas-.

-Y tu voz es increíble -responde Alex-.

Se miran a los ojos sin soltar sus manos y creo que voy a morir de emoción.

-Chicos -Martín aparece por la puerta-, siento interrumpir, pero tu clase empieza en diez minutos Alex.

-¿Eh?, sí claro, la clase -Alex se rasca la nuca-, esto...me encantaría que te quedaras Blas.

-He venido a eso.

-Genial -dice Alex con una gran sonrisa-, me doy una ducha rápida y vuelvo.

Desaparece por la puerta y Blas resopla sin dejar de mirarle.

-Jo...der..., ¿pero tu has visto a este tío?

-Claro, por eso quería que le conocieras.

-Te quiero, te quiero, te quiero -me abraza-, ¿el vestuario?

Tuerzo el gesto y le da la risa. El brillo que hay en sus ojos me encanta.

-Sólo voy a cambiarme de camiseta, no me mires así...aunque no me importaría interrumpir su ducha -sonríe con gesto perverso-.

No te enamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora