Capítulo 60

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-Me voy con Alex, ¿te importa? -Blas susurra en mi oído mientras bailo pegada a Martín-.

Le miro y no puedo evitar sonreír. Está súper sexy con los labios tan hinchados y las mejillas enrojecidas.

-Disfruta amor...

Sonríe perverso y me echo a reír, verle así me encanta. Qué bonito sería que esto le saliera bien a Blas.

-Deberías darte una alegría -se muerde el labio y mira a Martín-, a lo mejor es la manera de...

Tapo su boca con mi mano y niego con la cabeza. Sólo falta que Blas me anime a algo que mi cuerpo lleva deseando toda la noche. Cuando desaparecen por las escaleras llevo a Martín hasta la barra. La camarera le devora con la mirada mientras nos sirve dos chupitos.

-Por nosotros -dice Martín levantando su vaso-.

Bebemos a la vez y al ver su gesto de asco me da la risa y el tequila me sale por la naríz.

-Suficiente -dice limpiándome la cara con una servilleta-, al final me tendrás que llevar tú a casa.

-Yo también te llevaré encantada, pero no pretendas que te coja en brazos -me vuelvo hacia la camarera- otros dos por favor...

-¡Que no! -ríe-, ¡basta!

-Con sal y limón si puede ser, mi amigo es un blandito...

Quiero beber hasta perder el conocimiento. Ahora que Blas y Alex se han marchado no me atrevo a salir del local y quedarme a solas con Martín. Bailar con él toda la noche ha sido una tortura y cada vez que me mira me enciendo un poco más.

-El último y nos vamos, te lo prometo.

Echo una pizca de sal sobre mi puño y nuestros ojos se cruzan. El estómago se me encoge y siento que me abraso, me apetece bastante perderme en todos esos músculos que su camiseta define.

-Bebamos tequila como las niñas...-le ofrezco el salero-.

Sonríe pero no lo coge. En su lugar agarra mi puño cerrado y lo acerca a sus labios hasta casi rozarlo.

-¿Como niñas buenas o...? -pregunta-.

Cojo aire. Me está costando mucho controlar todo lo que Martín me ha provocado el día de hoy y se que cualquier mínimo paso va a despertar a la fiera que llevo dentro, pero no me siento preparada para acostarme con alguien que no sea Álvaro.

-No juegues Martín...

Sonríe y sin dejar de mirarme a los ojos lame la sal, se bebe el tequila y muerde el limón.

-Mucho mejor así -susurra-.

El contacto de su lengua en mi mano hace estragos en todo mi cuerpo. Martín es ese tío que todas las mujeres soñamos con tener en la cama y yo tengo la mente tan ocupada con Álvaro que ni siquiera me había permitido pensar en ello, pero hoy no puedo más. Estoy tan caliente que ya sólo puedo imaginarle desnudo. Cierra su puño y deposita sal en él.

-Te toca... -lo acerca a mis labios-.

-Tú y yo vamos a tener un problema -río apartándole-.

Acerca sus labios a mi oído y pasa su brazo alrededor de mi cintura pegándome a su cuerpo.

-Quiero ese problema Verónica, hace días que lo que quiero...

-Martín... -apoyo la cabeza en su pecho-, no me hagas esto por favor.

No te enamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora