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Al otro día de haber dejado las cosas en claro y del pequeño incidente con Juan. Ambos chicos se encontraban desayunando con pocas energías.

Pues la charla que tuvieron había durado hasta la madrugada. Olvidándose por completo que al siguiente día debían despertarse temprano para seguir con sus respectivos trabajos.

Spreen tenía unas grandes ojeras y deambulaba más perezoso de lo normal.

Roier tenía suerte de que Rivers sea muy buena maquillando porque logró tapar las bolsas oscuras bajo sus ojos.

— ¡Spreen! ¡Mira! —Lo llamó Roier cuando el Manager recién estaba entrando en su "camerino". El joven actor levantó una bolsa de papel para mostrarsela.— Los integrantes del Staff me obsequiaron dulces y algunas galletas. ¿No son adorables?

Extendió la bolsa hacia el mayor, y éste la tomó asombrandose por la cantidad de cosas que contenía.

Era mucha comida chatarra.

— ¿Quieres alguna?

— No, gracias. Son tuyas. —Rechazó amablemente aún sosteniendo la bolsa.— ¿Querés que las dejé en el auto?

— Mmm... Creo que eso estaría bien. —Aceptó el menor. Pero para sorpresa de Spreen, éste señaló una pila de bolsas y cajas detrás suyo.— También puedes llevar esos.

El Manager se quedó perplejo ante la gran cantidad de regalos que le habían dado al actor.

Perfecto, gracias a su gran bocota ahora tenía que llevarlos todos.

El chico se maldijo a si mismo mientras se acercaba a los regalos para comenzar a llevar las cajas al auto.

De camino al estacionamiento, la charla de la noche anterior volvió a su mente junto con la siguiente duda: ¿Por qué Spreen no se veía afectado ante la maldición?

Era obvio que no tenía ningún tipo de parentesco con Roier. Se lo podría preguntar a sus padres pero estaba más que claro. Bueno, quizás una pequeña consulta no estaría de más.
Pero cambiando de tema, ahora comprendía porque Roier se había apegado tanto a él.

Spreen era la única persona que lo trataba normal además de su familia.

Posiblemente Roier ya estaba cansado de tener personas adorandolo siempre y solo quería amigos sinceros. Y el Manager no perdía nada siendo su amigo.

— ¡Oye! Mira por dónde caminas.

Exclamó una chica del Staff cuando Spreen, en una mezcla de distracción y sueño, casi se choca con ella en el pasillo.

— Perdón. No-

— Olvídalo.

Contestó la joven con molestia provocando que Spreen suspirara evitando decir algún insulto.

Hace varios días había notado que al ser el nuevo Manager de Roier y a la vez ser tan estricto con las personas que lo rodeaban. Había terminado cayendoles mal a gran parte de sus fanáticos y a los miembros del Staff.
Así que no le sorprendía la reacción de la chica.

Solo la ignoró y siguió su camino pero siempre tenía que pasar algo.

— ¡Mierda!

Soltó cuando chocó contra algo (o alguien) y las cajas de regalo terminaron desplazadas en el suelo.

Rápidamente se inclinó para comenzar a agarrarlas.

— Verga, lo siento. No te vi.

La nueva voz llamó su atención. Y cuando levantó su mirada se encontró con un chico de cabello negro, baja estatura y un gorro de lana cubriendo su cabeza.

No Puedo Dejar de Mirarte | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora