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Roier no pasó la noche con Spreen.

Intentó ser lo más persuasivo posible con la idea de quedarse al cuidado del mayor pero no hubo caso. Tenía que regresar porque no podía detener la grabación.
Y cuando se fue, Spreen lo notó algo raro. Se veía decaído a pesar de que ya no estaba tan desesperado.

Quizás lo llamaría en la mañana.

Mariana iba a ser quien se encargara de Roier por ese día. Ya que la estrella no podía quedarse sin un Manager.
Aunque Spreen creía que para el siguiente día todo volvería a la normalidad pero no fue así.

Debía quedarse un día más porque en el Laboratorio no lograban identificar el tipo de ácido usado en su piel. Era una tontería. Spreen pensaba que podría irse y buscar los resultados después pero el equipo médico no se lo permitió. Así que tuvo que dar aviso a Mariana.

— ¡No te preocupes! Tomate el tiempo que sea necesario para recuperarte. —Habló el mayor del otro lado de la línea.— Sería muy cruel exigirte en el estado en el que estás.

Mariana tenía un punto. La herida en su brazo aún le causaba dolor por lo cual esa extremidad se sentía completamente inútil. Pero aún así, Spreen sabía que Mariana no solo debía cuidar a Roier, sino también a otro famoso que desconocía.

¿Slime? ¿Ese era su nombre?

— ¿Estás seguro que podés solo? Yo necesito un día no más y puedo volver como si no hubiese pasado nada.

— No te voy a mentir, está muy complicado el trabajo. Pero no fue una decisión totalmente mía...

Respondió el primo de Roier de forma dudosa. Porque no sabía si era buena idea exponer esa información o no.

— ¿De qué estás hablando?

Ah bueno, chingue su madre.

— Ey... Te han lastimado ayer y lo único que estamos haciendo es hablar sobre trabajo. —Dijo Mariana repentinamente esquivando la pregunta. Pero no fue muy disimulado.— ¿Cómo está tu brazo?

Spreen levantó su brazo libre para observar la zona aún cubierta. Esa mañana le habían cambiado las vendas.

— Mejor. —La situación no había evolucionado mucho pero si quería salir de ese cuarto de hospital tenía que mentir.— Pero no te hagas el boludo. ¿De quién fue la decisión?

El más alto se maldijo mentalmente por su gran y torpe bocota antes de volver a hablar.

— Verás, es que... Te dimos una semana libre.

— Yo no la pedí.

— No era necesario, e igualmente te seguiremos pagando los días que no trabajes. No te preocupes.

El Argentino entrecerró sus ojos con sospecha porque era muy extraño que pasaran de buscar por cielo y tierra alguien que cuidara a Roier, a darle una Semana libre. Y Mariana no aguantaría solo, así que obviamente no había sido idea suya.

— ¿Quién fue?

— ¿Qué?

— ¿Quién dió la idea?

Mariana se mordió la lengua para no responder y rebuscar alguna otra excusa.

— Fue una decisión grupal. En serio, no-

— Mariana...

Lo interrumpió el más joven y el chico del otro lado del llamado se rindió.

— Fue Roier.

Lo sabía.

Era obvio. Seguramente el actor le había lloriqueado tanto a Mariana como al Jefe para que Spreen tuviera un descanso. Pero eso no era necesario.

No Puedo Dejar de Mirarte | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora