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[Aviso: este solo es un capítulo corto para adentrarse más en el pasado de Roier]

Ro...

Roier...

¡Guapito!

El chico castaño levantó su cabeza exaltado al escuchar el llamado. Entonces lo vió.

Sentado al frente suyo en la misma mesa estaba Cellbit con dos cajas de jugo en sus manos.
Una la dejo de su lado y la otra se la ofreció a su amigo.

Roier no dudo en aceptarla ya un poco más tranquilo.

— Roier, te ves exhausto. ¿Acaso dormiste anoche?

El nombrado bostezó ruidosamente mientras estiraba los brazos sobre su cabeza.

— Algo... Creo que solo una hora...

— Mierda... ¿Tengo que preguntar por qué?

El Mexicano sonrió débilmente ante su preocupación pero negó.

— No, realmente no es nada. Solo me quedé hasta tarde practicando algunas canciones con los chicos.

Roier volvió a estirarse para intentar deshacerse del dolor que cargaba en su espalda por la mala posición en la que estaba durmiendo antes de que llegara el mayor. Y en eso, Cellbit pudo distinguir un folleto en la mesa.

— ¿Y esto?

Preguntó tomando dicho pedazo de papel para leerlo. Roier rápidamente se acercó para quitárselo pero fue en vano.

— ¡No es nada! Solo una estupidez.

Roier intentó atrapar la hoja de papel pero Cellbit alejó el folleto con una pequeña risa.

— ¿Clases de actuación? ¿En serio? Roier, tú ni siquiera sabes mentir.

El aludido bufó y le arrebató el trozo de papel de las manos.

— No te burles...

El menor suspiró y observó pesadamente el anuncio una vez más. Y el Brasilero decidió dejar las bromas de lado porque al parecer eso era algo importante para Roier.

— Es por tu padre ¿Verdad?

Esas palabras hicieron que Roier regresara su mirada hacia Cellbit. Le había dado justo en el clavo.

— Sí...

El mayor hizo una mueca con sus labios. Conocía muy bien esa situación pues para Roier, Cellbit era la única persona con la que se podía desahogar de ciertos temas por el nivel de confianza que se tenían.

— Roier...

— Se lo que vas a decirme. Dirás qué debo dejar de compararme con él, que soy genial así y que me enfoque en lo que más me gusta. —Dijo el chico de banda en la cabeza, repitiendo las cosas que le decía su amigo para hacerlo sentir mejor.— Pero quiero ser como él. Quiero ganarme el amor y la adoración de todos... Quizás así también pueda importarle aunque sea un poco....

Cellbit le dió una mirada llena de pena que solo lo hizo avergonzarse aún más.

— Roier, no necesitas ser como él para tener la atención de tu padre. Se que en el fondo, aunque él no lo demuestre, realmente le preocupas y quiere lo mejor para ti.

Su amigo soltó una risa agria mientras negaba con su cabeza.

— Ojalá fuera verdad... Pero solo soy una decepción para él.

No Puedo Dejar de Mirarte | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora