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— Llegamos.

Anunció el chico castaño deteniendo el auto cuando logró estacionarlo. Luego se giró hacia su acompañante en el asiento trasero.

— Intenta no provocar problemas ésta vez. ¿Sí?

Quackity puso los ojos en blanco ante el tono mandatario y luego forzó una sonrisa hacia su Manager.

— Sí, papi. ¿Algo más?

Bromeó el menor por la forma en la que el mayor lo trataba y éste hizo una mueca al escucharlo.

— ¡Te dije que no me llames así!

Se quejó Wilbur volviendo su vista hacia el frente ligeramente avergonzado. Aunque ya estaba acostumbrado. No era la primera vez que Quackity hacía ese tipo de bromas.

Pero el chico no le hizo caso. Solo bufó y salió del auto para dirigirse al set de grabación.

Realmente ya no tenía ganas de seguir grabando esa estúpida serie pero era una muy buena cantidad de dinero y además, la mejor parte es que podría seguir molestando a Roier.
Y hoy estaba ansioso por ver qué tan miserable se veía al no tener a su preciado Manager por tanto tiempo.

Cuando finalmente ingresó al lugar, seguido de su cansado y gruñón Manager, saludó a cada persona que se aparecía delante de él hasta que lo vió. Allí estaba su "mejor amigo", descansando muy tranquilo en uno de los sofá del lugar mientras repasaba su libreto.

Perfecto, era hora de divertirse.

— Quackity, no.

Detuvo sus pasos al escuchar la voz de Wilbur. Al parecer el chico sabía exactamente lo que el actor quería hacer. Lo conocía demasiado bien.

— Cállate y tráeme un café ¿Quieres?

El semblante de Wilbur pasó de preocupación a irritación en pocos segundos, y tomó una larga bocanada de aire antes de abandonar al más joven para ir a buscar un estúpido café.

Merecía un buen aumento por aguantar a ese idiota.

Cuando el mayor se fue, Quackity retomó su camino hacia Roier quien se sobresaltó cuando el de Beanie tomó asiento a su lado sin previo aviso.

— Buenos días, mi Roier. —Saludó pasando un brazo sobre los hombros ajenos y ganándose una mirada de pura molestia.— Qué extraño verte tan solo. ¿Dónde está tu primo el lisiado?

Roier aclaró su garganta antes de responder de la forma más cortante posible.

— Aldo está haciendo reposo.

— Oh, ¿En serio? —Soltó Quackity en un tono burlón pero a Roier parecía no afectarle mucho.— ¿Entonces te quedaste sin Manager otra vez? ¿Cómo vergas hiciste para llegar aquí? Ni siquiera sabes conducir.

Quackity ser rió y creía haber logrado que Roier se ofendiera una vez más. Pero en cambio, las comisuras del menor se elevaron levemente.

— En realidad tengo un nuevo Manager.

Informó el chico de forma alegre, dejando algo confundido a su co-estrella.

— ¿Ah, sí?

El mayor estaba muy curioso por la repentina alegría que desbordaba el contrario. ¿Tan rápido había conseguido un reemplazo?

— Sí, y ahí viene...

Respondió Roier con una gran sonrisa, desviando su mirada a algún punto detrás de Quackity y provocando que éste se volteara para descubrir quién era el culpable de esa felicidad.

No Puedo Dejar de Mirarte | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora