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— No puedo creer que me hayas convencido.

— No puedo creer que hayas aceptado. 

Quackity empujó un último botón de la máquina de café para que lentamente comenzara a verter el líquido en su taza. Luego volvió con una mirada divertida hacia el más alto y señaló la máquina. 

— ¿Quieres uno? 

— Te diría que sí pero teniendo en cuenta tu historial con bebidas alteradas: paso. 

Quackity suspiró rodando los ojos.

— Ay por dios, supéralo. —Respondió restándole importancia a sus acciones del pasado, las cuales fueron totalmente ilegales.— Ni que te lo hubiera hecho a ti. Qué sensible eres. 

Spreen decidió no desperdiciar un segundo más en el menor y se dió la vuelta listo para irse, pero el ex actor (ahora secretario) lo detuvo tomando su brazo.

— ¡Está bien! Está bien, lo siento. Solo era una broma. 

— Podés irte a la mierda.

— ¿Con esa boquita dices "mamá"? —El Manager intentó retirarse una vez más pero nuevamente fue detenido.— Ya, ya. ¡Perdón! No puedo evitarlo, me gusta la cara que pones cuando estás irritado. 

Con su mano libre alcanzó la taza llena que lucía un bonito letrero de "you quack me up!" en letras negras con el dibujo de un pato feliz.

Harto, Spreen dijo:

— Quackity, dejá los juegos. —El nombrado no se vió realmente afectado por el fuerte tono de voz. Estaba más ocupado dándole un sorbo a su café.— Dijiste que me ibas a hablar sobre Roier y su padre. 

El chico de Beanie rodó los ojos vocalizando una queja.

— No tienes ni un gramo de paciencia. Vamos…

Quackity comenzó a caminar hacia el comedor de empleados, consiguiendo una mesa vacía lo suficientemente alejada como para no tener problemas a futuro. Spreen lo siguió, agradeciendo mentalmente porque fuera un lugar público. 

Tenía derecho a desconfiar de él. 

— Entonces… ¿El niño mimado tuvo problemas con Papi? —Se burló cuando tomó asiento frente al Manager.— Bueno, era de esperarse. 

— Andá al punto. 

Quackity puso los ojos en blanco.

— Muy bien, ¿Conoces el significado de "Daddy Issues"? Ya sabes; padre abandónico, falta de atención, necesidad de ser aceptado en todo momento. Supongo que eres muy inteligente como para ver todas esas señales en Roier… O quizás no tanto porque aquí estás esperando que alguien se lo explique a tu pobre cabecita. 

Spreen resopló y estuvo a punto de levantarse de la mesa pero al ver la mirada divertida que lucía Quackity, supo que eso era exactamente lo que quería.

Hacerlo enojar.

Así que su respuesta fue otra.

— ¿Llamar la atención por traumas personales? Eso suena más a vos qué a él. 

Pensó que con eso molestaría al más joven, pero en cambio recibió una sonrisa satisfecha y un asentimiento de su parte.

— Touché. Tienes razón. —Le dió un sorbo a su café.— Pero retomando lo anterior. A todo lo que te dije, agrégale falta de comunicación y una estúpida maldición. ¿Qué obtienes con eso? Un padre sobreprotector que a la vez se siente culpable por haberle pasado esa desgracia a su hijo y un hijo que se siente traicionado por su padre, pero al mismo tiempo busca su aprobación. Problemático ¿No creés? 

No Puedo Dejar de Mirarte | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora