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— ¿Y a ustedes qué vergas les pasó?

Fue lo que dijo Rivers cuando vió sus caras luego de tanto tiempo.

Resulta que las noches de películas pueden desordenar completamente tu horario si lo haces por una semana entera. Por eso ambos tenían unas oscuras ojeras decorando sus ojos y se veían como muertos vivientes.

Eso es lo que provoca retomar el horario normal de despertarse a las seis de la mañana. Oh, mierda. ¿Quién inventó los horarios de trabajo? 

Pero Roier no podía quejarse mucho. Realmente disfrutó esa semana y también descubrió que Spreen ama las películas profundas con enormes plot twist. Como "Interestelar".

Creo que repitieron esa película unas tres veces pero de alguna forma su Manager seguía emocionandose con la escena que resuelve todo. Y claro que Roier iba a repetir esa película las veces que quisiera con tal de ver sus expresiones. 

Aunque no todo era color de rosa.

Spreen también disfrutó de esas noches pero había momentos en que la conversación que tuvieron con Quackity azotaba su mente. Más que nada en la parte donde el tercer chico era nombrado.

Ese tal "Cellbit".

No es que estuviera celoso o algo… solo estaba intrigado. 

¿Qué había sucedido con él?

Obviamente no se lo iba a preguntar a Roier porque eso sería arruinar el ambiente y Spreen debía ocuparse de que olvidara esos malos pensamientos. 

Pero por la forma en la que hablaban de ese chico, parecía como… como si estuviera… 

— Ya, en serio. ¿Qué hicieron en esa semana? Se supone que debían descansar, no salir de fiesta.

Rivers nuevamente se estaba quejando por la moribunda imagen de ambos. 

— No salimos de fiesta. 

Afirmó Spreen, quien estaba sentado en el sofá mientras tenía apoyado el mentón sobre su mano en una vaga forma de mantenerse despierto. 

Entonces Roier se volteó y negó hacia él. Pero el Manager no entendió el mensaje. 

¿A qué se refería?

— Ah, ¿Entonces qué es lo que los mantuvo despiertos hasta tan tarde? 

Hmm, esa pregunta tenía un tono sugerente. Por lo tanto, Spreen entrecerró sus ojos con desconfianza.

En cambio, Roier fue más indiscreto al ahogarse con su propia saliva y comenzar a toser escandalosamente. 

Su hermana no intentó ocultar su risa.

— ¿Qué sucede? —Volvió a cuestionar.— ¿Les comieron la lengua?

Spreen carraspeó notablemente incómodo.

Y Roier aguantó las ganas de responder "Ojalá". 

— Solo vimos algunas películas. —Finalmente respondió el mayor.— Igualmente no tenés que preocuparte por nuestro sueño. Yo ya regresé a mi departamento así que eso no va a volver a pasar. 

La mirada triste de su hermano no pasó desapercibida para la chica rubia. 

Whoa, realmente estaba enculadisimo.

— ¿No va a ser cansador llevar a Roier todos los días a su departamento y luego conducir al tuyo? Eso se escucha horrible teniendo en cuenta que ya es un largo trayecto desde aquí. 

No Puedo Dejar de Mirarte | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora