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— ¡Spreen! ¡Acá!

Se escuchó el llamado desde el otro lado de la calle, haciendo que el aludido volteara hacia dicha persona. Allí estaban Robleis y Carre moviéndose frenéticamente para llamar su atención.
Spreen se apresuró a cruzar para llegar a ellos y que dejaran de hacer el ridículo.

Iba a saludarlos pero fue interrumpido por un abrazo.

— ¡Amigo! ¿Hace cuánto no nos vemos, hijo de puta?

Habló Carre mientras envolvía al más alto con sus brazos. Algo que obviamente fue rechazado por el contrario.

— Carre, ya hablamos sobre esto...

Spreen se refería a la muestra de afecto. Y el más bajo soltó una queja mientras se alejaba.

— Na, bueno. Encima que nunca nos vemos ni un "Hola" me decís.

Las palabras dichas por su amigo habían sonado algo extrañas, un poco desorganizadas y lentas por lo cual le dió una mirada de reproche a Rob detrás de él.

— No le des bola. Hizo previa y ya anda medio... ¿Entendés?

Murmuró el tercero, haciendo un gesto con su mano como si se tratara de una botella de alcohol. Carre también lo había visto pero en vez de sentirse ofendido solo se rió. Ya estaba un poco ebrio.

— Pero en fin. ¿Cómo estás, amigo? ¿Todo bien?

Saludó finalmente Rob acercándose a un lado de Spreen para solo darle una palmada en el hombro. En esos casos, Robleis siempre fue el más respetuoso con el tema del contacto físico.

— Todo bien. Aunque cambiaron muchas cosas desde las vacaciones.

— Me imagino... —El mayor de los tres ya sospechaba que había algo inquietando a Spreen porque era verdad que el chico nunca llamaba o hacía salidas espontáneas a menos que tenga un lío en su cabeza.— Me podés contar cuando estemos adentro.

Y casi siempre recurría a Rob.

— Pero dale, decí que nos extrañaste o algo al menos.

Volvió a quejarse Carre, el cual se había posicionado en el otro costado del más alto.

Spreen lo miró y soltó una risa nasal al apreciar mejor el rostro sonrojado del chico debido al alcohol en su sistema. Entonces levantó su mano y sacudió el cabello ajeno.

— Sí, sí. Los extrañé... Ponele.

— ¡¿Cómo que "ponele"?!

Los dos restantes se rieron ante la indignación de Carre y el trío comenzó a caminar hacia el Bar.

~ • ~

Por fin habían terminado con el trabajo de ese día y Mariana debía arreglar unas últimas cosas antes de llevar al actor a su hogar, así que mientras eso pasaba, Roier decidió que lo mejor era descansar en su camerino.

Pero cuando entró allí supo que eso no iba a suceder.

— Hola, culón.

Saludó risueño el chico de Beanie que se encontraba acostado en el sofá de su sala de descanso. Y Roier suspiró cerrando sus ojos con fuerza. Quizás así el mayor desaparecería de su vista pero no.

Había logrado evitar a Quackity en todo el día pero al parecer fue en vano.

— ¿Qué haces aquí?

— Uy, alguien está un poco malhumorado...

Roier dejó sus cosas y se acercó al espejo del lugar, ignorando a Quackity. Rivers había hecho un gran trabajo escondiendo sus ojeras provocadas por el insomnio que estaba teniendo esos días.

No Puedo Dejar de Mirarte | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora