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— ¡¿Estás diciendo la verdad?! ¡Eso no puede ser cierto!

Exclamó Roier tomando el brazo del chico frente suyo.

— ¡Sé honesto conmigo! Tú...

Roier se quedó en blanco. No recordaba que debía decir ahora. Y el actor frente suyo comenzó a susurrar.

— Tus líneas, Roier...

El castaño lo miró con miedo pero aún no sabía que decir.

Dios, sus líneas. Sus malditas líneas.

— Tú...

Estaba paralizado. Pero por suerte (o no) todo terminó.

— ¡CORTE! ¡Detengan todo! —Anunció el director llamando la atención de los actores y los empleados detrás de las cámaras. Luego el hombre lo señaló.— Roier... Ven, por favor.

El chico se acercó a duras penas con su mirada baja, sabiendo que había hecho las cosas mal.

— Roier ¿Qué te sucede? —Preguntó el director cuando el menor llegó a su lado.— Nunca te he visto tan distraído en las grabaciones. Tienes que mejorar.

— Lo siento...

Murmuró totalmente arrepentido y generando que el hombre se sienta cautivado por esa imagen.

— ¡No! No. Está bien. Solo creo que debes practicar mejor tus partes. Tampoco es una obligación que lo hagas, es que... Ya sabes... El público es muy estricto con estas cosas...

— Sí, lo sé...

El joven aún sonaba desganado. Nunca había tenido problemas para aprenderse sus escenas pero ahora todo era tan difícil.
Spreen estaba jodiendo su mente de una manera extraordinaria.

¡Y ni siquiera había hecho nada!

Esa era la peor parte. Spreen seguía igual de tranquilo como la primera vez que lo conoció. Mientras él se ahogaba en un vaso de agua. Porque no había pasado NADA.

Y por eso ahora se encontraba resoplando a cada rato en el asiento trasero de la Van mientras esperaba a que Spreen entrara a la misma de una vez por todas. Pero éste estaba ocupado hablando con el director.

— Sigue sin aprenderse sus líneas.

Spreen tomó el nuevo libreto que el mayor le extendía a la vez que soltaba un largo suspiro.

¿Qué iba a hacer con él?

— Lo obligaré a estudiarlas de nuevo.

Intentó tomar cartas en el asunto pero el director hizo una leve mueca con sus labios.

— ¿Qué tal si lo ayudas?

— ¿Cómo?

— Podrías practicar las líneas con él y así incentivarlo un poco. Te traje una copia del libreto para que lo pienses.

Spreen le dió una mirada confundida al hombre pero luego su semblante cambió a uno dudoso. Realmente lo estaba considerando.
Él no tenía que memorizar las líneas, solo debía leerlas mientras Roier practicaba.

Pero aún seguía sin saber de qué se trataba esa nueva serie.

~ • ~

— ¿Qué es lo que te tiene así?

Se atrevió a preguntar el Manager cuando escuchó a Roier bufar por quinta vez en el viaje de vuelta a casa.

— Nada. —Se apresuró a responder el actor. Y cuando sus ojos conectaron con la mirada del mayor por el espejo retrovisor, rápidamente desvió su vista hacia la ventana mientras intentaba cubrir su rostro con la capucha de su sudadera.— Solo estoy cansado.

No Puedo Dejar de Mirarte | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora