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Hay veces en la vida en las que nos dejamos vencer muy fácilmente. 

En las que pensamos: ¿Para qué sirve seguir peleando?

Simplemente nos ahogamos con la última gota que rebalsó el vaso. 

Y quizás… el vaso siempre fue muy pequeño.

Quizás nuestras fuerzas no fueron lo suficiente. 

Y ahí es cuando necesitamos una mano amiga. 

Un empujón. 

Una soga. 

Un cable a tierra. 

Alguien capaz de atraparnos justo cuando estemos cayendo. Alguien que nos ayude a levantarnos y que nos diga que todo va a estar bien. Alguien que sea incapaz de juzgarnos. Alguien que sea nuestro guía y a la vez nuestro compañero. 

Alguien que llegue en el momento indicado para salvarnos…













































Hubo fuerte sonido en medio del bosque.

Un cuerpo cayó al suelo. 

Y el grito de una tercera persona se hizo presente.

No supo lo que estaba pasando hasta que abrió los ojos. 

Pensaba que la muerte era algo más doloroso y oscuro, no un cálido rayo de sol que cegaba su mirada. Y wow.

Roier no había apreciado el cielo hasta ese momento.

Se veía tan bonito…

Realmente era un hermoso día para morir.

Hasta que pudo salir del shock en el que se encontraba. 

Rápidamente bajó su mirada a dónde se suponía que debía estar Cellbit apuntandolo pero nada. No estaba. 
Entonces agudizó su audición y reconoció el sonido de los golpes. 

Se giró tan rápido que su cuello dolió, pero eso no importaba luego de ver la imagen que tenía delante.

Cellbit estaba boca arriba, siendo golpeado una y otra vez por un cuerpo que estaba encima suyo, acorralandolo en el césped. Un cuerpo fuerte pero delgado, alto, de piel pálida, cabello negro e incontables marcas en sus brazos. Un cuerpo que reconocería en cualquier lugar. 

— Spreen.

Susurró perdiendo todo el aire de sus pulmones. El nombrado ni siquiera lo escuchó.

No podía creer lo que estaba viendo.

Spreen estaba allí, en ese lugar, peleando con su ex pareja. 

Él lo había estado buscando. 

Él… llegó a salvarlo. 

Roier comenzaba a entrar en otro shock mental cuando, de un momento a otro, los roles en la pelea fueron intercambiados.
De alguna forma, Cellbit se las ingenió para debilitar a Spreen y posicionarse arriba suyo, arremetiendo contra su rostro. 

Pero ninguno parecía estar ganando. 

Cellbit tenía varias heridas abiertas en su rostro, y los puños de Spreen manchados de sangre eran los culpables. 

Aunque el Manager no estaba mejor. Su labio estaba hinchado con una reciente cortadura. También contaba con otra en la ceja y en el pómulo derecho. 

Los dos estaban hechos un desastre, y a la vez, los dos se veían completamente salvajes, sin intenciones de darse por vencidos. Cómo si quisieran matarse el uno al otro. 

No Puedo Dejar de Mirarte | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora