Capítulo 4.

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La decadencia en las mazmorras es terrible, poco le hizo entender Rose como las cosas funcionaban par las criaturas mágicas en los condominios del Demonio.

Las criaturas que llegan eran llevadas a las mazmorras, para darle aquella fría bienvenida y obligadas a trabajar en las minas. Los de condiciones fuertes, criaturas de luz, eran quienes se quedaban en las minas para un arduo trabajo picando la tierra, fuera de las mazmorras estaban las granjas, los criaderos de animales y las pocas criaturas que se encontraban en el lavado de la servidumbre.

Jimin se encontraba en un punto medio, mientras sus heridas sanas, su poco conocimiento le ayudaba con Jisoo atender a las heridas criaturas y en sus descansos a vagar en el bosque hasta llegar a los limites de la reserva, donde los arboles rogaban por agua, Jimin a duras penas compartía una cubetada de agua todos los días.

Eran esos días de arduo trabajo, donde Jimin daba agua y se como alimento, a los sedientos y quien mas necesitaba de comida. Era un ángel con los ancianos y los animales en las granjas, prebendo de alimento; que era su ración.

Eran en los comedores, los demonios daban las raciones de la semana, es en una fila donde nota las mismas sirvientas de los sastres, que no se muestran nada contentas.

− ¿Qué les pasa? −Musita con discreción a Jisoo.

−Son paladines, sirven dentro del palacio son meros sirvientes... Están celosas de que te encargues personalmente de servirle a su majestad y molestas por no haberte matado aún.

−Aunque fuera la razón, solo le serví a ese demonio una vez.

−No entiendes, es difícil que un demonio entre a una misma habitación que su majestad, ya es un gran hallazgo que una criatura de luz haya estado con él. −Jisoo siente escalofrió recogiendo su ración− Ni si quiera yo puedo estar con el rey, ni deseo.

− ¿Qué hay de Kim Kai?

−Ya servía para el rey desde hace medio siglo, es muy cercano a su majestad y los paladines dicen que pertenecerá en un futuro al consejo demoniaco.

−Qué horror.

−Lo sé, ya es muy cruel con un poco de poder...

Caminando hacia lo que llaman como comedores, Jimin se acerca en la parte de la reserva a comer debajo de los árboles. Es apenas una manzana y una miga de pan, que toma para la semana y para demás compartir en una semana; aun cuando Jisoo lo ha regañado múltiples veces, el joven insiste.

Jimin se veía plantando las semillas de la manzana que acababa de comer, en Jisoo pensaba que el chico que se había enfrentado Titán aún seguía siendo un niño. Se sabia que al llegar la madurez tenias que cumplir cincuenta años, Jimin apenas tenía unos cuarenta.

Hace una mueca de tristeza Jisoo, había pasado un mes y nunca olvidara la cabellera dorada del chico. Es por eso que, desde su cesto tejido, lo abre para dejar en una tela azul clara, un regalo para el chico. Jimin pone sus ojos a la muda de ropa que ofrece, misma tela e hilo que robo de los sastres.

−Es un regalo... Y una disculpa, por cortarte ese día el cabello, realmente lo lamento Jimin.

−Es solo cabello...

Jimin finge desinterés a las intenciones de Jisoo, le devuelve una sonrisa, para tener que ver el trabajado trajecito que la tenia tan ocupada en las mañanas. Jimin se sentía soñado entre los holanes, hace semanas que no se sentía tan alegre.

La mayor veía los ojos color brillante cielo, de inocencia intacta a pesar de lo que él, le ha contado. La chica no dejaba pensar esperanzada al chico que enfrento el Demonio y al igual que el resto se pregunta en como sigue con vida, Jisoo quería indagar que esa suerte, podía convertirse en esperanza.

Salvaje Divinidad. [🎶] Yoomin. ¡TERMINADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora