La historia de Min Yoongi, el rey demonio. Quien asumió el poder del imperio demoníaco, se encuentra con el hijo de su peor enemigo, una criatura de luz, una Salvaje divinidad llamada Park Jimin, quien hace frente al peligro.
🌳Fantasía.
🌷Romance.
...
El rey del mundo, disponía en sentarse en el trono de la sala, sin decir alguna palabra sus ojos estaban puesto al joven con ojos de océanos. Esperaba que iniciara con el entretenimiento que no espera sorprenderse, después de ser testigo de las maravillas que podía ofrecer el mundo, de todas ellas nunca antes lo ha sorprendido, mucho menos importado.
En las tradiciones entrenamientos se encontraba la danza, el degenero, entre los pecados carnales el entretenimiento muy conocido con los de su especie.
Frente a él, estaba apenas lo poco interesante del palacio que ha insistido no estar, la joven salvaje divinidad fruto de sus enemigos. Aquel que le ha brindado esplendida información, que había calmado la hambruna entre los cautivos, quien ha salvado innumerables veces su vida.
Ni si quiera su madre la reina, le ha dado una oportunidad así, había muchas demonios y criaturas demoniacas, que les gustaría estar en el lugar donde el chico, estaba de pie sin hacer nada, con una mejilla a punto de ponerse rojiza y un labio partido.
− ¿No habrá entretenimiento? −Expuso malhumorado el rey del mundo al chico.
−Yo... Quería agradecerle por cumplir con su juramento y deseo que siga así, sin importar lo que suceda.
−Estoy harto que impongas ordenes, a tu rey...
Jimin a pesar de las buenas palabras de su clan, nunca haría justicia a lo que fue su padre. Era una salvaje divinidad con cada poro de su piel y el un joven que apenas se sabia unas cuantas canciones de su clan.
¿En qué problema se había metido? Debajo del castillo todos dependían de él.
−Cantare para usted.
−Solo me das limosnas.
−Para mi clan es un acto sagrado, si no le gusta entonces podrá cortarme la lengua como tanto deseo antes. −Encara Jimin, poniéndose en el suelo arrodillado− De lo contrario, considere que le cantare cada vez que lo desee, sin refutar...
El rey exhala por la nueva petición, parecía que la salvaje divinidad no iba aprender nunca.
Yoongi se acomoda desde el trono con su mano recargada en una de sus sienes, esperando que este martirio concluya. El chico estando listo, cierra sus ojos encomendando al destino y deseando la bendición de su padre que se encuentra entre las estrellas del cielo.
Abre sus ojos topándose con los ojos violetas, comenzando a entonar la primera canción que le enseño su madre la elige, llevando una melodía dulce en los oídos del demonio. Aun sin acompañamiento musical, la magia podía sentirse alrededor, en la suave brisa nocturna, que hace ruido a las copas de los arboles y los silbidos de aves.
La mano del rey se retira para recordar las malas leguas, de las sirenas del mar oceánico que tenían celos o de los seres musicales detestaban de su reino.
La canción era tan dulce, como para un mundo inundado en guerra y dolor. La voz de Jimin era tan sonora que fuera de los vitrales coloridos, podía escucharse la voz de la salvaje divinidad, que impartía un poco de tranquilidad, de los seres que lograran escuchar.
Jimin entonaba con la fuerza de su corazón roto, como si fuera una despedida de su familia y también de aquella etapa feliz de su infancia.
Sentimiento que hizo a cualquier criatura de luz llorar.
Terminando de cantar la canción, Jimin resguarda su respiración para controlar su garganta utilizada. Cuando sentía los ojos purpuras sobre él, se queda sin decir nada, siente escalofríos por todo su cuerpo y lo único que puede desear es volver a la granja.
En cambio, el rey tenía otros planeas, se pone de pie y en pasos lentos hace a Jimin enloquecer por su decisión. Por lo que siente la mano helada sobre su mentón obligando a ponerse de pie para quedar con el demonio frente suyo. Aquel en el bolsillo de su túnica le da un pañuelo blanco de seda, cual deja sobre su lastimera mano, con una cicatriz.
−Lo encontré en los escombros de tu clan.
Yoongi no responde, se encontraba con una mirada en el enigma dentro del pañuelo, es por eso que Jimin dudando trata de retirar la tela para ser sus ojos los que se abren. En una pequeña hebilla de oro y cristales algunos rotos, lo ven.
−Es el pasador de mi padre...
Jimin despierta al ver la mano pálida acercarse a punto de tocar su mejilla, temeroso se hace un lado por el repentino tacto. Toma el pasador llevándolo a su corazón; como lo único valioso. Aun espera una explicación del rey, pero como siempre nunca se la da.
−Tu canción fue confortante.
−Eres un ser que le gusta el dolor de los demás, sabía que te gustaría...
Mientras relajaba sus músculos y razona de nuevo la posición del chico. El demonio intenta de nuevo acercar su mano, apretando lo que es ligeramente la mejilla y fuerte para Jimin.
−¿Que te paso en la cara?
−Suéltame. −Susurra Jimin bajo− Me esta lastimando.
En la mente retorcida del pelinegro quería entender ahora el interés, las mejillas suaves que habia jurado ver horripilantes y ahora el canto que le había traído tranquilidad, su tolerancia hacia aquel ser de luz parecía no tener límites.
A su pesar hace caso a la orden omisa del joven, aquel retrocede tocando la ausencia del tacto. En una mueca ve al demonio, con esos filosos ojos azules. Yoongi, ignora aquello, para volver a su trono, ve en la vacía sala, con aquella extraña sensación de confort desaparecer como el humor del niño.
−He considerado tu dictadura, aquellos que trabajan a mi merced, necesitan un trato distinto a los aprisionados de mi castillo. Me has demostrado que no eres, una criatura no mágica cualquiera. −El rey recarga su mano de nuevo en la cabeza− Prefiero mantenerte en vigilancia, si es posible.
Confundido, quiere entender a lo que quiso decir el demonio. ¿Pensaba echarlo de las minas o las granjas? ¿Dónde más iría? Aunque suene horripilante su vida ahora constituye en la mazmorra.
−Eso quiere decir que no nos quitaras la comida.
−Y quiere decir, que estas al servicio de tu rey... −Dicta el siniestro, recordando la prueba−Juraste darme entretenimiento, serás quien cante en mi aburrimiento, pequeño ruiseñor.
La belleza y la pureza, no pudo estar más que arrepentido por su decisión.
No puede encontrar respuesta al tal aviso, simplemente junta sus manos, en posición de sumisión simplemente asintiendo. Concluyendo el acto de esta noche, esta vez el rey es meticuloso al llamar a su sirviente de confianza, Kai aparece esperando a que salga el joven para guiarlo camino de regreso.
Es cuando nota aquella diferencia, el temor de la Salvaje divinidad contra su fiel sirviente.
−Kai, dije que se podía marchar mi doncel, nunca a ti.
Jimin desde el umbral de la puerta ve a ambos enemigos compartir una misma sala, Kai es el encargado de cerrar la puerta hasta que esos ojos oceánicos concluyen de ocultarse al cerrarse la puerta.
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