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Capítulo 20: Un mal exorcismo
WILLIAM WEST
No sé quién inventó esto de los exorcismos, ¿cómo era posible sacar un demonio que ni siquiera se podía ver dentro de una persona?
Era muy diferente pelear con un humano, uno entrenaba para estas cosas, pero un espíritu... siempre lo odié y lo admitía me daba algo de temor.
«Dios sé que mi vida es un desastre pero ayúdame esta vez te lo ruego».
Entramos a la habitación del endemoniado, el chico estaba acostado en la cama con las manos y pies atados, su rostro enrojecido y gritando como un completo loco, de su boca salía muchísima saliva, olía muy mal como si tuviera días sin bañarse.
—¿Cuánto tiempo lleva así? —pregunté moviendo las hojas de la biblia a algún versículo que me mostrara como matar a una persona sin parecer asesino; obviamente no tuve respuesta.
La madre del endemoniado; Adriana, completamente afligida negó con la cabeza diciendo:
—Desde el medio día, pensamos que era por la falta de drogas, pero luego empezó a maldecir y a nombrar a satanás.
Empezó a llorar.
Me quedé por medio segundo en blanco.
—¿Es drogadicto? —pregunté y miré al chico, parecía estar en esa etapa desesperada por drogas, donde haría cualquier tipo de manipulación para recibir su producto.
—Sí —dijo la madre del endemoniado—, lo tenemos encerrado desde hace 2 días para que deje las drogas, solo mírelo como lo ha estado consumiendo, tuvimos que atarlo porque se estaba golpeando a él mismo.
Esto me parecía aún más las primeras faces de abstinencia, sus ojos completamente enloquecidos sin punto fijo, solo gritando y retorciéndose, las marcas en sus muñecas se veían dolorosas, se notaba que se estaba haciendo daño a él mismo.
—¿Mírate te crees muy santo? —dijo el endemoniado mirándome— ¿te crees perfecto?
De repente me escupió en la cara.
«Hijo de...»
Empuñé las manos comprimiendo las ganas de golpearlo.
«Respira profundo... respira profundo».
Celeste se acercó ofreciéndome un pañuelo, le agradecí secándome la asquerosa saliva de la cara.
No me pagaban lo suficiente para soportar estar cosas.
—Quiero que todos salgan de la habitación —ordené dejando mi biblia sobre la mesa.
—Pero... —empezó a decir el diacono Richard, él evidentemente sabía que en un exorcismo debía de haber un testigo y hasta un policía, pero prefería manera esto solo y a mi manera.
—¡Salgan ahora! —lo interrumpí y empecé a acomodarme las mangas—, esto se pondrá rudo...
Todos salieron sin decirme nada más, era lo bueno de ser un sacerdote, eras la más alta autoridad y todos te obedecían.
Cuando cerraron la puerta me acerqué a ella para pasarle el seguro, mientras sacaba de mi bolsillo interno una pequeña bolsa con polvo blanco.
El endemoniado no paraba de hablar como si tuviera una gonorrea exagerada, ya me estaba mareando.
—Todos se creen perfectos, pero todos son unas mierdas ¡SON UNAS MIERDAS MAL OLIENTES!
—El único que huele mal eres tú, te lo aseguro —comenté y terminé de acercarme a él para echar un poco de polvo blanco en mi mano y le empolvé la nariz.
Ya estaba.
La medicina para un drogadicto que lo conducía a la muerte pero aliviaba su dolor.
Él aspiró profundo y hasta las lágrimas salieron de sus ojos.
—Gracias padre —gimoteó— Dios lo bendiga, joder.
Empezó a sonreír yéndose en su viaje astral.
Le eché agua a la cara y un poco de alcohol para limpiar la evidencia de su cara. Él seguía adormilado con una leve sonrisa, ya era hora de irme.
—Ojalá te mueras de sobredosis hijo, amén.
Salí de la habitación encontrándome con todos del otro lado de la puerta...
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Jajajajjajajaja ya va pero... ¿KHE? jajajajajja que locura que hace el padre William jajajaja, hoy 2 capitulos :D
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Los ojos del pecado. Libro 1 y 2 (completo)
RomanceAtracción prohibida. Deseo incontrolable. Secretos pecaminosos. En la escuela de monjas llega el nuevo padre William, un hombre misterioso, silencioso y observador. Para Celeste que es aspirante a monja le intriga y le atrae sin poder evitarlo. Todo...