16 Loca suelta

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#Maratón

16 Loca suelta

CELESTE

La mujer que iba con el cuchillo corrió tan rápido que salió de la iglesia. Me arrodillé al lado de la monja que no parecía encontrar aire mientras se presionaba la herida del cuello, todo estaba empapado de sangre, esta mujer se estaba desangrando por culpa de una loca que andaba suelta.

—Aprietalo —le dije presionándola también para evitar que siguiera desangrándose, pero ya se había puesto pálida, sus ojos empezando a vagar por el cielo—, hey, ¡hey! mírame... ¡No cierres los ojos! ¡NO CIERRES LOS OJOS! —grité entrando en desesperación.

Ella murmuró algo pero no logré escucharla, sus ojos era algo que nunca olvidaré cuando se quedaron fijos en la nada completamente abiertos y dejó de moverse.

—No... —susurré.

—Ven, Celeste —dijo Angelo intentando separarme de ahí de su lado, pero me rehusaba a dejarla.

—No, ¡llamen a una ambulancia! —dije sin poder salir de la impresión de verla fallecer en mis narices, la había visto poco, de hecho no la conocía de nada, pero no había nadie en el lugar que pudiera hablarme mal de ella, de todas las monjas que había conocido aquí, era la más amable; siempre andaba con una dulce sonrisa.

—Está muerta Celeste —soltó Angelo ahora jalándome a un lado para que dejara de tocar el cadáver y entonces me abrazó cuando me desmoroné sobre su pecho sin dejar de llorar, sintiendo que yo era la culpable, ¿por qué? Porque nosotros habíamos movido la cueva de una venenosa serpiente y esta había salido al exterior a matar a todos los que se atravesaran en su camino buscando una salida cuando en realidad era a mí a la que buscaba...

Angelo no se despegó de mí, me mantuvo sujeta en mi lugar consolándome hasta que salí de mi shock y recobré la cordura, me dio un poco de agua, me ayudó a limpiarme la sangre y se aseguró de que estuviera sentada antes de ir a hablar con el equipo policial y forense que había llegado para analizar la escena del crimen y llevarse el cuerpo.

Freddy también estaba con ellos, la asesina había escapado, nuestro plan de descubrir su escondite y simplemente atraparla se había ido a la mierda, ahora ella podría estar en cualquier parte y no volvería aquí porque sabía que la estábamos buscando.

Pidieron refuerzos, habían desplazado a todos los policías de la ciudad y habían mandado un toque de queda para que nadie saliera de sus casas ni le abrieran a extraños. Nosotros nos quedamos encerrados en la iglesia, estaba en una de las oficinas principales, miré una cafetera y me levanté a ver si podía hacer algo de café, realmente necesitaba algo que me calmara los nervios.

Estaba por enchufar la cafetera cuando escuché la puerta abrirse, me voltee justo para ver a Angelo entrar y cerrar la puerta, se quitó el chaleco antibalas y lo dejó en la mesa.

—¿Estás bien? —preguntó.

Afirmé con la cabeza, estaba más tranquila que hace rato, aunque aún la imagen de la monja desangrándose venía a mi cabeza una y otra vez. Antes puede que me hubiera vuelto indiferente ante la muerte, pero ahora que había tenido un bebé, sentía que de alguna forma me había vuelto más sensible.

Agradecía que Angelo se había comportado más condescendiente conmigo, al menos había visto algunos cambios en su actitud.

—¿Dónde esta Freddy? —pregunté.

—Esta afuera con las patrullas terminando de dar su declaración —dijo Angelo y tomó asiento en el mueble de la esquina—. Viene en un momento, pero me pidió que te dejará su teléfono.

Me mostró el teléfono en su mano, fruncí el ceño ligeramente confundida.

—¿Para qué? —pregunté.

De repente el teléfono en su mano sonó y él explicó:

—Para que atendieras esta videollamada, dijo que tendrías 10 minutos.

Pestañee un par de veces y la tomé con manos temblorosas, cuando deslicé el botón de la pantalla y atendí no veía nada.

—¿Hola? —pregunté.

—Mamá.

La voz de mi pequeño William resonó del otro lado, y entonces salió la imagen de mi pequeño de ojos grises, su cabello parecía haberle crecido, casi le cubría los parpados, mis ojos se llenaron de lágrimas y me dejé caer en el mueble sintiendo que la emoción y tranquilidad de volver a verlo me embriagaba por completo.

—¿William mi amor estás bien? —susurré.

—Sí, mami —susurró y parecía ligeramente distraído mientras se comía lo que parecía una zanahoria.

—¿Cómo te están tratando? —pregunté.

Empezó a hablarme de que había estado jugando mucho con otros niños en la escuela y que le dieron pasta con pollo para la comida y que estaba deliciosa, me dijo que estaba durmiendo muy bien y que me extrañaba demasiado, yo también le dije cuanto lo extrañaba y que pronto estaríamos nuevamente juntos.

En un momento Angelo se movió capturando mi atención detrás del teléfono, realmente se me había olvidado que él estaba ahí conmigo al otro extremo del mueble, él había estado con una leve sonrisa, sus ojos parecían brillosos al escuchar nuestra conversación, tenía que recordar que este era su hijo; su único hijo que siempre quiso pero yo lo privé de conocerlo.

—¿Quién está ahí contigo? —preguntó William al darse cuenta de que me distraje por un momento y volví a mirar la pantalla, abrí la boca pero no pude articular palabra alguna.

¿Qué le iba a decir? ¿que estaba con quién? ¿con su padre?

Cuando volví a mirar a Angelo, él parecía ligeramente interesado.

—¿Puedo verlo? —preguntó Angelo y algo en su voz más que una pregunta sonó como un ruego.

Tragué pesadamente saliva, pero al final, afirmé con la cabeza y Angelo se acercó.

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Hoy maratón hasta el gran final :D pero recuerda votar o te dará diarrea con hipo D:

Los ojos del pecado. Libro 1 y 2 (completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora