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Capítulo 59: La verdad de Celeste
CELESTE
Ya había contado parte de mi vida, cosas que era bien sabido por los demás. Mis padres eran muy mayores para cuidarme además de que tenían otros hijos, así que me crió mi tía, sin embargo, mis primos me hacían la vida imposible, uno más que el otro.
Enrique tras el accidente donde lo empujé y quedó malherido tuvo que recibir terapias y mi tía lo llevaba, por lo que me quedaba a solas con Álvaro, siempre entraba a mi habitación, cada tarde a las 2 pm.
Odiaba ese momento del día.
Al principio me obligaba a desnudarme, luego empezó a tocarme mientras él se bajaba los pantalones y se tocaba a él mismo, me decía que si no dejaba que hiciera lo que él quisiera le diría a mis padres y a mi tía lo que yo hice con Enrique.
Cuando crecí un poco y mi cuerpo empezó a desarrollarse, él abusó sexualmente de mí, siempre que pudo, dolía, nunca me gustaba, era desagradable y siempre me sentía sucia, aún más cuando llevaba a sus amigos adolescentes a su casa a drogarse y beber, entonces, empezó a cobrar para que ellos entraran a mi habitación.
Entre esos amigos frecuentes era Lessandro, mi peor pesadilla, el que pagaba más a Álvaro para tener más tiempo a solas conmigo, el que siempre me decía cosas asquerosas mientras me desnudaba a la fuerza, el que le excitaba causarme dolor físico mordiéndome y pisándome distintas partes del cuerpo y amaba cuando le gritaba que se detuviera, y que le rogara que me dejara en paz.
El único que después de tantos años me dio tantas pesadillas y terror cada vez que me miraba.
Creí que eso no acabaría nunca...
Pero sí hubo un momento en el que logré salir de ese infierno.
Cuando me uní a la catedral como monja prometiendo entregar mi vida a Dios y no los volví a ver durante años, pero cuando reaparecían eran fantasmas oscuros que me atormentaban profundamente y sacaban lo peor de mí.
Ahora ambos estaban muertos.
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Miré al padre William analizando su reacción después de todo lo que le dije. Él conservaba el ceño contrariado dándole a su rostro esa mirada tensa y algo terrorífica, sus ojos grises mirando a algo más allá de mí, su quijada apretada.
Nos mantuvimos en silencio por tanto tiempo que pensé que él no llegaría a decir nada, pero finalmente cuando cambié el peso de un pie a otro, él tomó una profunda respiración y dijo con voz suave:
—Ya veo.
Fruncí el ceño y lo miré confusa.
—¿Es todo lo que vas a decir? —pregunté, le había contado mi más íntimos secretos, cosas horribles que me habían pasado en mi oscuro pasado y sentí que cuando él volvió a verme, lo hizo de una manera... que me juzgó.
Tragué pesadamente saliva, sus ojos grises entrecerrándose mientras me miraba fijamente.
—Celeste —dijo cruzándose de brazos y dando un paso hacia mí—, necesito que me digas por qué después de todo lo que me dijiste, no debo creer que eres tú la asesina.
No podía creer lo que me estaba diciendo.
—¿Sigues creyendo que soy yo? —repliqué alzando una ceja.
Él no cambió su rostro gélido.
—Eres la única con tantas razones para asesinar a Lessandro —dijo el padre William empezando a caminar a mi alrededor con las manos detrás de su espalda— y casualmente cuando el orfanato se incendió y vinieron a la catedral, murió. ¿Cómo explicas eso?
—Fue suicidio y en lo que a mí consta, justicia divina. —repliqué, eso estaba registrado, no había pruebas de nada como para que sospechara de mí y reabriera el caso, de seguro que Lessandro se sintió mal por ser casi padre con Georgette después de todo lo que me hizo a mí, la conciencia de seguro lo hizo perder la vida.
El padre William se detuvo frente a mí aún mirándome de manera poco amable.
—¿Qué le ocurrió a Álvaro? —preguntó el padre William.
Destellos del recuerdo de mí empujándolo. Él retrocediendo. Él cayendo por el acantilado en medio de la oscuridad, vinieron a mi mente, pero intenté no mostrar alguna reacción aparente en mi rostro.
—No lo sé —murmuré sosteniéndole la mirada—, tengo tiempo sin saber de él.
El padre William estiró una de la comisura de sus labios en una leve sonrisa y empezó a caminar hacia su escritorio, deteniéndose y dándome la espalda murmuró:
—Hay reportes de que está desaparecido y el último lugar en el que se le vio fue entrando a la catedral.
Me hice la ofendida.
—¿Y? —repliqué— ¿acaso crees que lo oculté debajo de mi cama?
Él soltó una leve carcajada y se volteó hacia mí, sus hermosos ojos grises casi traspasándose cuando su rostro se contrajo en molestia.
—¿O eres tan buena asesina que no dejaste pistas? —se acercó hasta detenerse frente a mí— ¿No te hace pensar que aunque tengas esa cara de ángel eres realmente un ser repugnante que le complace asesinar?
Alcé la mano para abofetearlo, pero él me sostuvo la mano de camino a su cara con una leve sonrisa irónica en sus labios.
—¿Qué te molesta? ¿La verdad? —replicó.
—No maté a nadie —dije— y si lo que buscas es un pretexto para encarcelarme porque no quiero acostarme contigo, entonces méteme presa.
Él me soltó la mano, su boca ahora en una mueca molesta porque sabía que le estaba sacando cosas en cara que lo ponía en desventaja, no le convenía que nadie supiera que se acostó con una monja en medio de su misión.
—Te conté mi pasado para que supieras quién era realmente Lessandro —continué diciendo— y como posiblemente estando en la iglesia sus demonios lo hicieron sentirse mal con él mismo; se terminó suicidando. No te lo conté para que me juzgaras y pensaras que merecía lo que me hicieron.
Él apretó la quijada dando otro paso hacia mí, invadiendo mi espacio personal, podía sentir su respiración chocar contra mi rostro.
—No pongas palabras en mi boca, nunca dije que merecieras lo que te hicieron —dijo con voz dura—, nadie merece eso. Dije, que tenías muchas razones para que Lessandro desapareciera y eso te convierte en nuestra principal sospechosa.
Tragué pesadamente saliva, eso no sonaba nada bueno.
—¿Que quieres decir? —repliqué.
Él me miró fijamente y dijo:
—Que debes acompañarme a la comisaría, estas acusada de homicidio.
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Feliiizz Lunes :D hoyyyy dos capítulos *-* pero recuerda comentar, votar y dar una buena reseña para más dobles capítulos :D
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Los ojos del pecado. Libro 1 y 2 (completo)
RomanceAtracción prohibida. Deseo incontrolable. Secretos pecaminosos. En la escuela de monjas llega el nuevo padre William, un hombre misterioso, silencioso y observador. Para Celeste que es aspirante a monja le intriga y le atrae sin poder evitarlo. Todo...