Capítulo 42: Venganza erótica
Noté como los labios de Isaac Reynolds se curvaban hacia arriba en una sonrisa entre impresionada, sexi y excitada, llena de lujuria, sus ojos azules pareciendo un torbellino de deseo oscurecido en aguas profundas, la verdadera que Isaac era guapo, físicamente tenía ese corte bajo en su cabello castaño con esos brazos fuertes y su torso, realmente estaba era un delirio para la vista, solo que el padre William era más intenso, parecía destilar maldad desde sus ojos como el humo al borde de incendiarse... un momento, ¿qué hacía yo comparándonos?
Intenté poner la mente en blanco y disfrutar de la persona que tenía enfrente de mí, a pesar de que todo esto lo hacía por la dulce venganza de follar en la oficina del padre William, sobre su escritorio.
—No sé muy bien si estoy soñando —susurró Isaac inclinándose sobre mí, su pecho subiendo y bajando con un leve temblor en el cuerpo, su aliento tibio rozando mi boca.
Acaricié su pecho, sintiéndolo estremecerse debajo de mi tacto y sonreí diciendo:
—Si crees que es un sueño, entonces apresurate antes de que despiertes.
Llevé mis manos a sus hombros e intenté bajarlo para que me hiciera sexo oral, pero él se resistió y dijo:
—Eres dominante.
Hasta a mí me sorprendía esta versión de mí, pero quería que dejara de hablar y disfrutáramos de nuestros cuerpos.
Él me agarró de la nuca y me besó, sus labios siendo como un néctar, devorándome, su lengua invadiendo mi boca de una manera posesiva que me dejó más caliente que antes. Este hombre sí sabía besar,de repente se separó dejándome con ganas de más y susurró sobre mi boca:
—No quiero despertar aún.
Sus manos fueron al borde de la delgada tela que me cubría y me la alzó lentamente hasta sacármela por la cabeza, lo ayudé a desabrocharme el sostén quedando ahora enteramente desnuda como él. Isaac no perdió tiempo, se inclinó pasando su lengua por mi cuello hasta llegar a mis pechos y su lengua empezó a juguetear con mis pezones, eché la cabeza hacia atrás sintiendo el movimiento de su lengua directamente en mi sexo y acaricié su cabello sin dejar de gemir.
«Lo que me fascinaba del padre William era que podía tocar las hebras de su pelo mientras me lamía los pechos».
No, debía de dejar de pensar en eso.
Cerré los ojos cuando su mano fue a mi vientre y sus dedos se deslizaron por toda mi humedad, mi clítoris ya estaba hinchado, toda la piel de mis piernas temblaban, me sentía muy cerca de alcanzar mi liberación. Empecé a mover mis caderas contra su tacto superficial, sus dedos no eran tan largos, pero él sabía dónde tocar y su lengua yendo de mi cuello a mis pezones empezaba a despedazarme en éxtasis.
De repente dejó de tocarme, fruncí el ceño sin comprender por qué se había detenido, mis piernas aun con esa sensación de temblor, abrí los ojos y lo vi arrodillarse, apenas me aguanté de sus hombros cuando ahora fue su lengua y su boca la que estaban chupando y lamiendo.
Vaya, se sentía tibia...aunque la lengua del padre William se sentía bendita por los mismos ángeles.
Negué con la cabeza, ¿qué estaba pensando? Tenía que sacar al padre William de mi cabeza.
Intenté concentrarme ante la sensación, pero me sentía muy distraída y a mi mente vinieron esos ojos grises llenos de deseo, su toque fuerte, su demanda al tocarme como si fuera suya, de su propiedad, siendo enteramente posesivo.
Temblé, estaba al borde al pensar en que era su boca experta la que me tocaba llenando todos los puntos que mi cuerpo ambicionaba, apreté mis pechos y jadee.
«Padre William, me encanta como me lo haces».
Cuando sus labios apretaron mi clítoris mientras pasaba su lengua con rapidez entré en un intenso vapor caliente que me hizo jadear cuando alcancé mi primer orgasmo, mi piel cosquillosa cuando él se levantó y yo me apoyé del escritorio recuperando el aliento.
No quería abrir los ojos, me había traicionado a mí misma pensando en que era el padre William y no Isaac el que estaba lamiendo mi sexo.
Eso me frustraba, que por más que lo odiaba, no pudiera sacarlo de mi cabeza y que necesitara imaginármelo para llenar a mi propio placer.
—No llevo condones.
Susurró Isaac trayéndome a la realidad de que estaba aquí con él. Me mordí los labios, por medio segundo ya me habían quitado las ganas a pesar de que seguía húmeda y temblorosa.
—¿Quieres hacerlo sin condón? —continuó preguntando.
¿Hacerlo sin condón?
Tragué pesadamente saliva, eso sería terrible, si salía embarazada ahora que me iba a ir al vaticano, metería la pata hasta el fondo.
Quería vengarme, pero no al extremo.
—No, no... —murmuré.
—Entonces, tendrás que hacer algo —dijo con una ligera sonrisa en su boca mientras tomaba mis manos y las colocaba sobre su miembro caliente completamente erecto y palpitante.
Casi quise irme, pero si esto había sido un favor no podía ser tampoco tan egoísta.
Había encendido las llamas en un inocente, lo mínimo que podía hacer ahora era buscar un extintor.
Lo miré y empecé a tocar su miembro de arriba abajo, él se estremeció mientras sus manos iban a mis pechos y los apretaba, no llevaba tantos segundos cuando Isaac cerró los ojos y eyaculó en mi mano una gran y espesa sustancia de semen, soltando un profundo jadeo, su respiración subía y bajaba rápidamente, compartimos una sonrisa y acerqué unas toallas de papel que estaban en el escritorio para limpiarnos cuando de repente escuchamos pasos afuera y voces.
Fuimos un remolino de un desastre buscando la ropa e intentando ocultarnos pero no nos dio tiempo cuando la puerta se abrió, y el padre William entró.
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EEEEEEEEh buenas tardes chicas :D primero lo primero, un solo capítulo porque realmente no me alcanzó el tiempo para editar el otro D: y segundo AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH SE VA A PRENDER QUE LLUEVAN LOS PUTAZOS 7W7 AJAJAJJAJA! recuerda votar :D nos leemos el lunes.
insatgram: Ysarisareinamoo
Las amo mucho.
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Los ojos del pecado. Libro 1 y 2 (completo)
RomansaAtracción prohibida. Deseo incontrolable. Secretos pecaminosos. En la escuela de monjas llega el nuevo padre William, un hombre misterioso, silencioso y observador. Para Celeste que es aspirante a monja le intriga y le atrae sin poder evitarlo. Todo...