7. Las cenizas de una antigua pasión

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7. Las cenizas de una antigua pasión

Dejé de respirar, no podía ni siquiera cerrar los ojos de la impresión, pero cuando su lengua abrió mi boca me dejé llevar ante las miles de sensaciones que empecé a sentir, jadee sobre su boca cuando empezó a volverse más intenso y salvaje, sus manos en mi cintura deslizándose por la tela de mi camisa, podía sentir como el calor de sus manos se traspasaba a mi cuerpo como si fuera fuego, no tardé nada en sentir como todo mi cuerpo se volvió completamente caliente y empezó a vibrar, recordando la abstinencia que tenía de tantos meses sin sexo, pegué mi pecho al suyo y jadee cuando besó mi cuello al mismo tiempo que apretaba mis nalgas, rocé la parte del frente de su pantalón de pijama y sentí lo duro que estaba.

Joder, había olvidado lo mucho que este hombre era capaz de calentarme con tan solo un roce, la intensidad no había cambiado nada a pesar de tantos años, de repente apretó mis glúteos y me subió a la encimera mientras besaba mi cuello y sus manos bajaron a acariciar mis pechos, mis pezones completamente erectos queriendo sobresalir de la tela.

—Tengo un teoría —susurró a mi oído mientras sus manos apretaban mis pechos deliciosamente.

—¿Cuál es? —Jadee, sus labios subieron a mi oreja.

—Que no llevas bragas. —susurró mordiendo el lóbulo de mi oreja mandando un fuerte estremecimiento a todo mi cuerpo, mientras sus manos bajaban hacia el borde de mi camisa y la empezó a subir hasta mi cintura con una leve sonrisa oscura bailando en sus labios.

—Teoría acertada. —continuó diciendo.

Su boca fue a la mía nuevamente chupándome los labios al mismo tiempo que su lengua jugaba con la mía, separó mis piernas y se metió entre ellas mientras su mano subía con lentitud hasta el medio de mis piernas tocándome por toda mi humedad directamente con sus dedos fríos, me estremecí arqueándome contra él y su boca fue a mis pezones mordisqueándome encima de la tela, mandándome a la leve linea entre el dolor y el placer, pero algo era seguro, no quería que parara.

—Uhm, húmeda —susurró, su aliento caliente traspasaba la tela de mis pezones haciéndome temblar.

Dos de sus dedos entraron en mi apertura mientras sus ojos grises me observaban, me eché un poco hacia atrás para darle mejor acceso cuando empezó a mover sus dedos hacia adelante y atrás, su pulgar empezó a presionar un poco mi clítoris hinchado en leves círculos, gemí como una completa histérica al borde de gritar mientras el vapor inundaba desde mi vientre hacia el resto de mi cuerpo, podía sentir como el cosquilleo invadía mis piernas.

Él siempre sabía como tocarme.

—Shh, la casa es muy silenciosa —susurró él con una sonrisa malvada en sus labios sin dejar de mover sus dedos dentro de mí y de morder mis pezones, sentía que estaba en el paraíso. Apreté mis labios para evitar gritar, pero la sensación era demasiado intensa, bajé la vista hacia él y sus ojos grises oscurecidos chocaron con los míos.

—Pensé que me odiabas. —le eché en cara, la calentura y la tensión entre los dos pasando de 0 a 1000 en menos de un segundo.

—Lo hago —susurró con voz ronca—, o al menos hay una parte de mí que lo hace, pero el deseo de probarte después de tanto me carcome.

En un movimiento sacó sus dedos de dentro mí dejándome toda temblorosa y entonces jaló mis piernas hasta su cuello metiendo la cabeza en mi centro lamiendo mi sexo sin piedad, moviendo la lengua como todo un experto, ahogué un jadeo aguantándome de atrás para no caerme, estaba al borde de tocar mi orgasmo, me cubrí la boca con una mano cuando estaba por tocar mi orgasmo cuando de repente se escucharon pasos.

—Mierda —dijo Angelo y me soltó alejéndose al mismo tiempo que yo me bajaba casi cayéndome y acomodaba la camisa que llevaba puesta. Ambos con las respiraciones agitadas intentando actuar de manera normal cuando Freddy; el hermano de Angelo entró, su rostro algo hinchado y medio dormido directo a la nevera para sacar un poco de leche.

Maldita sea.

Sentía mis piernas húmedas, mis pezones aun quejándose contra la camisa al borde del placer, mi cuerpo tembloroso. ¿Pero como todo se había descontrolado si ni siquiera parecíamos tolerarnos? Miré a Angelo, él estaba enfocado en lavar las cosas del té como si no hubiera pasado nada, pero su respiración aun estaba algo agitada y la parte delantera de sus pantalones evidentemente abultada.

—Hey, ¿hicieron té? —preguntó Freddy— Yo tampoco puedo dormir.

—Que oportuno. —susurró Angelo entre dientes.

—Tomamos un poco de té, ya voy a dormir —dije intentando que mi tono de voz no sonara tan acelerado— descansen.

Salí de la cocina rápidamente y subí hasta la cama, apenas me acosté pasé las manos por mis labios sin poder creer que seguíamos siendo la debilidad del otro aunque me costara admitirlo.

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Hoy dos capítulos, pero recuerda votar :D

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Los ojos del pecado. Libro 1 y 2 (completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora