🔥CAPITULO 34🔥

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SIN EDITAR.

Una semana después...

😈<<{Lilith}>>😈

Después de estar una semana completa follando con mi ahora esposos, recordé que había dejado a los viejos en el pozo de las almas.

No saldrán muy bien de la cabeza de ahí, si ya estar una hora con las almas puede dejarte serios problemas no solo físicos sino mentales, no me quiero imaginar cómo saldrán ellos que estuvieron una semana.

Este día el que quiso acompañarme a sacarlos fue Derek, el resto estaban armando el nuevo consejo, otro armando la habitación de los bebés, en teoría nosotros también lo estábamos haciendo, pero me acorde de donde lo meti y que si no los saco ahora no vivirán mucho tiempo más para servir a mis demonios.

Así que nos transporte a Derek y hasta el pozo de las almas, los guardias se exaltan al principio, pero vuelven a sus lugares cuando ven que soy yo.

Nos acercó a una buena distancia, para evitar que las almas puedan tocarnos o intentar jalarnos, veo los cuerpos de los ocho ancianos, las almas están sobre todos ellos, su cuerpo ya parece una pasa de uva y el color es tan pálido como el papel.

Casi a punto de morirse.

Le hago una seña a los guardias para que saquen esos ocho cuerpos, las almas intentan sujetarse para salir, pero no lo consiguen.

Los ocho viejos están frente a mí y puedo ver como a una vertiginosa velocidad sus cuerpos parecen mejorarse, me vale mierda cuánto tarden así que le indico a los guardias que los hagan seguirme, bien podría usar mis poderes, pero ando bastante cansada hoy.

Salgo de ahí y voy a mi trono, los ancianos se aterrorizan cuando entran, da miedo para que lo voy a negar, el humo que cubre la mitad de todos los cuerpos, la lava que cae de la pared a mi espalda y el fuego del techo puede atemorizar a muchos.

Derek: ¿Por qué transpiran tanto?

Por el intenso calor que ellos deben de estar sintiendo y mi esposo no porque lo estoy cubriendo con mis poderes.

Lilith: La temperatura aquí es diferente a la manada.

Anciano 4: Por favor diosa luna, no vuelva a meternos en ese pozo, haremos lo que nos diga, no nos interpondremos en su camino otra vez.

Lilith: Aquí no soy su diosa luna, aquí soy la reina.

Me pongo de pie y mis alas salen, tan grandes y hermosas como siempre, las enormes plumas negras de ellas tienen un encanto cautivador.

Aleteo subiendo en el aire a una buena distancia de sus cabezas y con cada aleteo ellos caen hacia atrás por el viento que les llega.

Bajo.

Lilith: Vine qué a la cruz que cargaran por el resto de sus vidas.

Tengo que hacer esto para ya desligarme de todo lo malo y pensar en lo bueno, mi familia, mis esposos y mis bebes.

Lilith: Traelos.

Le digo a uno de los guardias quien desaparece y vuelve con tres demonios más, uno de ellos me sonríe en grande y viene hacia mi a abrazarme, pero un brazo se interpone antes.

Derek: Lejos, mía.

El demonio se ríe.

Lilith: Amor, él es mi entrenador, del que les hable.

Derek: Bien, un placer, pero lejos de ella y de mis cachorros.

Niego con la cabeza y una sonrisa.

Entrenador: ¿Para que nos llamaste reina?

Él vuelve a su lugar con una sonrisa en el rostro.

Lilith: Esos ocho son suyos, para todo lo que necesiten, si tienen que limpiar no pongan a los más chicos, ponlos a ellos, para todo lo que se le ocurra, de ahora en más serán sus sirvientes.

Hombre 2: ¿Y sobrevivirán un día al menos?

Lilith: Oh, Creeme, lo harán, son lobos poderosos, no se preocupen si se escapan fueron desterrados de su manada, pero en lo personal antes de que se escapen los matan.

Hombre: Perfecto, justo iba a decirle a Abducius que limpie los baños.

Asiento con la cabeza y los demonios llevan a los ancianos entre gritos a limpiar los baños, no creo que sea verdad, pero qué más da.

Entrenador: ¿Qué te hicieron?

Lilith: Me envenenaron y me despreciaron.

Entrenador: Los chicos le harán pasar el peor de los infiernos.

Sonrió por la mención de esos niños, Barkai y Belias, sus hijos de nueve años.

Lilith: No espero menos de esos mocosos, ¿Como están?

Derek: ¿Los mocosos son esos lindos niños que dijiste?

Me gruñe en el oído.

Ups.

Lilith: ¿Si?

Entrenador: Ellos están bien, te extrañan.

Sonrió ignorando la mala cara de mi esposo.

Lilith: Eso es culpa tuya, no quisiste irte conmigo por ende ellos tampoco.

Derek: ¿Te los ibas a llevar?

Lilith: Por supuesto yo casi vi nacer a esos niños, son mis hermanitos, todos aquí los tratan como tal.

Entrenador: No puedo decir que eres mi hija niña, tu padre me enterrara vivo a mí y a toda mi descendencia, pero te apreciamos mucho en la familia y mis hijos te dicen hermana.

Derek: Pudiste decirnos eso la última vez.

Lilith: ¿Y perderme sus celos por unos niños de nueve años? imposible.

Lilith.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora