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Flaca, despertate —escucho que me dicen a lo lejos, me tocan el brazo y abro mis ojos despertándome— tenes que tomar la pastilla —dice mamá mirando el blíster de pastillas arriba de la mesa de luz—.

—buen día —digo con la poca voz que tengo— me pasás un vaso con agua —agrego sentándome en la cama—.

me afirma que si y le sonrió.

Les juro que me siento muy mal, tengo fiebre todo el día y el cuerpo me duele como si hubiese entrenado mucho en el gimnasio; a de más tengo la garganta hecha una mierda, casi no tengo voz y tengo un miedo de que me afecte las cuerdas bocales.

Trato de hablar lo menos posible, ya hable con mi médico de cabecera y me dio unos caramelos para que la garganta este lubricada y no se tensionen las cuerdas bocales.

Tomo la pastilla y me levanto para ducharme así me siento un poco mejor, salgo y me pongo una toalla en el pelo y busco entre mi ropa para ver que me pongo y encuentro una remera de Rodrigo que le saque en Madrid, así que me la paso por los brazos y como me gusta cómo me queda me la dejo.

Bajo a desayunar, papá está tomando mate, Fran tiene un jugo con una ensalada de fruta y mamá no está.

—¿y mamá donde esta? —pregunto sentándome en la punta de la mesa—.

—está haciendo tu desayuno —responde Fran mirándome— ah, pero mirá que remerita pegamos —agrega sonriendo y guiñándome un ojo—.

—¿viste? Ta buena —digo riendo y papá me mira y dice— hija, pobre muchacho, lo vas a dejar sin remera.

—no te preocupes pa, que tini es lo primero que le saca cuando lo ve— abro los ojos grandes y francisco se me caga de risa, lo voy a matar, una cosa es que lo pensemos y otra es que lo digamos. Igual tiene razón, pero mi papá no tenía por qué imaginárselo— ¡dios! Hijo, no quería saber tanto.

Fran se ríe y yo no sé si reírme o matarlo.

Mamá aparece con mi desayuno y le agradezco, luego se sienta al lado de papá y nos ponemos a conversar entre todos.

Hoy es noche buena y si bien no tenemos muchas ganas de festejar, mamá y papá van a hacer algo para los cuatro.

La verdad es que hasta ahora yo soy la única que tiene síntomas y es algo que le agradezco a dios. No me perdonaría si le pasa algo a alguno de los tres por estar conmigo, mi equipo también están bien y me alivia de cierta manera.

Agarro mi celular y salgo para afuera, camino hasta la piscina y me dejo caer en una reposera del costado.

Desbloqueo el teléfono para escribirle a mi bebito, pero me llama caro y termino hablando con ella como dos horas.

Una vez que cortamos, Fran viene y se sienta a mi lado, apoya su cabeza en mi hombro y me cruza un brazo por mi torso.

—¿Qué pasa Fran? —interrogo pasando una mano por su pelo—.

—creo que estoy enamorado flaca —responde agobiado—.

—¿pero eso es bueno? O ¿no?.

—es que ese es el problema, no sé si es bueno —dice, a lo que termino frunciendo el ceño— no entiendo Fran —comento algo confundida—.

—es que yo la quiero, pero al mismo tiempo sé que si hago algo para conquistarla, sé que puedo perder y vos también.

Cuando escucho esas palabras no puedo evitar que se me venga Carola a la cabeza, yo sabía que a Caro le pasaban cosas con él, pero nunca me imaginé que fuese recíproco. De hecho sé que estuvieron juntos un par de veces, pero después quedaba todo bien.

Beso en las rocas. Rodrigo De Paul Donde viven las historias. Descúbrelo ahora