Capítulo 38

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38: No voy a perseguirte más

—Me quiero matar —dijo Amy cuando llegamos al bar. Max estaba feliz, cosa que ninguna de las tres podíamos entender.

—No está tan mal, ¿os imagináis que Oscar me pide perdón? —Max sonrió. Me daba un poco de rabia que fuera tan ingenue.

—Qué buena broma —me reí, pero Max ni siquiera sonrió ante mis palabras.

Kate llevaba todo el camino sin decir nada, lo que me pareció normal. Yo ya estaba preparada para alguna pelea esa noche. Iba a ser divertido.

—Entremos ya —sugirió Amy, suspirando. Ella odiaba al grupo de Rachel igual o más que alguno de nosotros.

No quería entrar. Quería irme. Para ser honesta, ni siquiera sé porque dije que sí en primer lugar. Pero era muy tarde para arrepentirme, ya estábamos ahí.

Suspiré antes de mirar a mi alrededor. Quizá bajara Dios y me llevara con él, ¿no? Siempre había esperanza.

Pero nadie vino a ayudarme, así que terminamos todos entrando al bar donde habíamos quedado. Me temblaban las manos y quería irme.

El bar era bastante grande así que no los vimos a la primera. Pensé que estaría lleno de ricos, pero me equivoqué, había gente corriente.

—¿Y si nos vamos? —preguntó Kate a mi lado. Le sonreí, quizá sí que disfrutaría verla nerviosa durante toda la noche.

—¿Tienes miedo?

—Calla —susurró y entonces vimos al grupo de Rachel sentados al final del bar. Estaban todos riendo y charlando alegremente.

Caminamos hacia a ellos y Lily fue la primera en vernos, y en levantarse a recibirnos.

—¡Celia! —Quizá solo me vino a recibir a mí.

Me abrazó y me quedé estática sin saber qué hacer, mis amigos se quedaron mirándome extrañados, porque no sabían que había estado hablándome con Lily.

—Hey —susurré separándola de mí sin ser muy brusca. Me sonrió feliz y no pude decirle que me soltara, no quería hacerla sentir mal—. Qué guapa.

Se sonrojó ligeramente y tragué saliva. No lo decía en ese tono. Yo siempre era así con mis amigas. ¿Se había creído otra cosa?

Sin querer, mis ojos buscaron a Rachel en la mesa, nos estaba mirando fijamente. Le sonreí y agachó la mirada. Fruncí el ceño, pero no podía decirle nada, estábamos delante de sus amigos.

—¿Y Bella? —preguntó Amy, sentándose en la mesa con los demás. Yo hice lo mismo, aunque estaba un poco tensa por estar en un ambiente desconocido.

—Está enferma —dijo Greg con una mueca.

¿Bella no les había contado nada? Después de lo de su padre, ella había decidido irse a vivir con una de sus tías y no se sentía nada bien como para hacer nada. De hecho, me encargó a mí denunciarlo.

—Tiene gonorrea, creo —dijo Oscar, mientras bebía de su vaso.

Kate soltó una risita y todos nos la quedamos mirando. No había nadie en esa mesa quien no supiera que ella y Oscar se habían comido. Y todos odiábamos el ship, claramente.

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