Capítulo 33

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33: Se fija fecha para mi suicidio

Mi vida comenzó a desmoronarse cuando cumplí trece. Los trece son la peor edad, lo aseguro.

Ni por un millón de dólares volvería a tener esa edad.

La edad en la que te das cuenta de que el mundo no es lo que creías y quieres desaparecer. Y odias a tus padres y a tus amigos... y a ti misma.

—Celia —me llamó padre aquella mañana. Enterré la cara en mi almohada, estaba cansada. Él se rió y se sentó en mi cama antes de apartarme un par de mechones de la cara.

—Tengo sueño —susurré y bufó, haciéndome girar la cara para verlo. No parecía enfadado, sino contento.

A pesar de las ojeras bajo sus ojos. O lo dilatadas que estaban sus pupilas, lo cual siempre me parecía extraño.

—Dijimos que iríamos al cine hoy —me recordó y fruncí mi nariz al verlo.

Contra más me iba haciendo mayor menos quería pasar tiempo con mi padre. Solo quería estar sola.

—Ya no me apetece —susurré y frunció el ceño, la cosa empezaba a ponerse seria.

—No puedes estar todo el día encerrada —me advirtió, levantándose de la cama para quitarme las sábanas.

Entonces, yo también empecé a enfadarme.

—Joder, qué pesado —me quejé levantándome de la cama para empezar a empujarlo suavemente fuera de mi habitación.

Fue mi culpa.

—Celia —dijo, no parecía divertido con la situación.

Por eso se suicidó.

—Qué pesado, déjame en paz. —Le cerré la puerta en la cara.

Fue mi culpa.

***

Odio a las personas. Por tanto, odio las multitudes, las familias y los estampados de leopardo.

Vale, quizá lo último no tiene mucho que ver. Pero los odio igual.

—Gracias por estar aquí —dijo mamá sosteniendo una copa de vino más caro que todas mis cosas juntas.

Rick la sostenía de la cintura con una sonrisa. En esos momentos, me era difícil saber si mamá sería la esposa trofeo o lo sería Rick.

Miré a mi alrededor y rodé los ojos. Toda la familia de Rick estaba aquí. Sus tíos, sus padres, sus hermanos y sus sobrinos. Eran un total de dieciocho personas.

Dieciocho, sí.

Por parte de mi familia solo estaba Dallas. Él... bueno, él estaba jugando a Candy Crush en una esquina del salón.

—Estamos muy emocionados —añadió mamá.

—Mucho —dijo Rick.

—Y estáis aquí para saber la fecha de nuestra boda —sonrió mamá. Todos estaban expectantes a sus palabras.

—Eso es —añadió Rick.

Tus espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora