Capítulo 44

2.2K 162 97
                                    

44: Cógeme (la mano)

‼️ DEJAD COMENTARIOS PORFA, me dan más ánimos para escribir 😘 ‼️

-leed la nota del final, es importante-

***

Mis pies estaban anclados al suelo mientras lo miraba a los ojos. Él parecía estar llorando. No lo sé. En sus manos, había una pistola.

—¿Papá, qué...?

Se llevó la pistola a la sien.

–¡No! —exclamé y de repente ya no estaba en mi salón viendo a mi padre suicidarse, sino que estaba en mi cuarto.

Estaba sudando y me temblaban las manos. Instintivamente, me llevé una mano al jersey que llevaba puesto, el cual le pertenecía a papá.

Acaricié mi pecho por sobre el jersey y entonces la puerta de mi habitación se abrió. Fruncí el ceño al reconocer la silueta que caminaba hacia a mí. Aún a oscuras, pude distinguirla. Rachel tenía un gesto de preocupación en su cara.

—Hola —saludó y tosí un par de veces, tratando de encontrar mi voz. Me pasé las manos por la cara, estaba sudando.

—¿Quieres algo?

Negó con la cabeza.

—He oído ruidos... —me dijo encogiéndose de hombros.

—Tienes esquizofrenia —respondí a la defensiva. Me avergonzaba que me hubiera escuchado tener una pesadilla, me hacía sentir vulnerable.

Ella no se rió, tampoco esperaba que lo hiciera. Había sido una mierda de broma, como todas las que hacía últimamente. 

Suspiró apartándose un mechón de pelo de la cara. Alcé las cejas desde mi sitio, intentando adivinar en lo que estaba pensando.

—Lo de antes... He sido una estúpida... Mencionar a Oscar mientras estábamos...

—No me importa, la verdad —la corté, no quería escuchar excusas. Ella suspiró.

Se acercó lentamente hacia mi cama, pero no se sentó, sino que se quedó parada mirándome insegura, jugando con sus dedos nerviosamente.

—Lo siento —masculló mirando al suelo, avergonzada. Bufe por lo bajo. No podía evitar estar un poco enfadada. No con ella, sino en general. Últimamente, era más fácil irritarme.

—¿Por mencionar a tu novio mientras le pones los cuernos? —espeté, sin pensármelo dos veces.

Rachel se mordió el labio y me arrepentí. No pretendía que sonara tan mal, ni hacerle daño. Si yo hubiera tenido un novio como Oscar, también le hubiera puesto los cuernos. Bueno, no. Quizá hubiera roto con él. O no hubiera salido con él en primer lugar.

—No pasa nada —dije entonces, encogiéndome de hombros—. Solo me enfada que no hayamos acabado lo que hemos empezado.

Quise aliviar un poco la tensión. Rachel no había hecho nada malo, después de todo. Y había algo en mí que no me permitía estar enfadada con ella durante mucho tiempo.

Tus espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora