Capítulo once

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Hace dos semanas que no sabía nada de Lucas. Me dijo que solo estaría una en lo de su abuela y paso otra sin que volviera. Me estaba preocupando. No estaba activo en ninguna de sus redes y no contestaba mensajes ni llamadas.

La última vez que lo vi fue en la terminal antes que se fuera a Bahía Blanca. Lucas estaba como siempre, no parecía pasarle algo fuera de lo normal, pero a Lola si. Después de que me envió ese mensaje quise hablar con ella. No entendía porque me había enviado un corazón partido. Pensé que alguien la lastimo, pero ella huía cuando intentaba acercarme, y antes de que se subiera al micro solo repetía una palabra.

—Infiel.

—Ella solo repite lo que escucha —me explicó Lucas para mirarla.—Lolita, no le digas infiel a Rodrigo.

—Infiel —repitió.

—Dolores, no le digas eso a Rodrigo.

—Lucas, no —negué con la cabeza, mirándolo. —No importa.

—No sé que le pasa. Esta así hace días.

—¿Así como? —pregunte.

—Está más distraída y dibuja corazones rotos.

—¿Corazones rotos?

—Creo que esta triste.

Lucas miro hacía atrás. Era hora de que suba al micro.

—Lolita, tenemos que subir. Despedite de Rodrigo.

—Infiel.

—Decile chau Rodrigo.

—Chau Rodrigo —repitió ella.

—Chau amigo. Pásala bien y cuídala.

—Si, infiel —él me abrazo. —Alguien va a ir a limpiar mi casa, vigila que no toque mi setup.

Me dio sus llaves.

—Bueno, dale.

—Nos vemos Rodrigo.

Estaba ahora en la casa de Lucas. El señor que limpiaba su casa se había ido hace media hora. Me fije que todo estuviera en orden y que no faltara nada, cuando alguien tocó el timbre. Rápido fui a abrir, era Iván.

—¿Qué haces acá?

—Con Lucas arreglamos que iba a venir hoy antes que se fuera, pero no me contesta las llamadas y mensajes.

—Dijo que solo se iba una semana.

—Bueno, es medio colgado, ¿y si se olvido de venir?

—¿Cómo se va a olvidar de venir? Tampoco es un pelotudo en potencia.

Iván se encogió de hombros y abrió su lata de energizante para llevárselo a la boca.

—¿Y si denunciamos su desaparición? —sugirió Iván.

—Lucas tiene veintidós años, es un adulto. No nos van a tomar en serio la denuncia.

Mire hacía la puerta al escuchar el ruido de la cerradura. Lucas entró con Lola detrás suyo y las valijas, pero lo que más me llamo la atención era el bebé de más o menos dos años que tenía él en sus brazos.

—No sabía que ustedes estaban acá —dijo Lucas con su típica sonrisa coqueta. —La casa parece estar en orden.

—¿Y ese bebé? —le pregunte.

—Es mi hijo.

Iván escupió lo que estaba tomando.

—¿Es joda? —pregunto Iván.

—¿Lucas, de dónde sacaste a ese bebé?

—¿Te acordas de nuestro viaje a Córdoba, hace dos años?

—Si.

—Bueno, estuve con una chica y después nació Gonzalo.

—¿Lucas sabes lo que es un forro?

—Si.

—¿Y sabes que los tenés que usar?

—Paso hace dos años, Rodrigo. No me acuerdo nada de esa noche, tome un montón.

Estaba seguro que ese bebé no era de Lucas, no se parecían en nada ¿y justo ahora que él era unos de los streamer que mejor le iba este año de la nada le dicen tenía un hijo todo este tiempo? Podía pasar, pero era extraño.

—¿Y si no es tu hijo?

—¿Por qué su mamá me mentiría?

—Porque sos unos de los streamer más conocidos de Argentina.

—Gonzalo es mi hijo, Rodrigo. Se que es difícil de asimilar, pero es así.

—¿Te hiciste un ADN?

—No.

—Entonces te vas a hacer uno.

—¿Y si da negativo?

—Lo devolves.

El bebé comenzó a llorar. Lola cerró los ojos y movió su cabeza. Lucas logró rápido calmar al nene.

—Tengo que cambiarle el pañal —dijo Lucas para mirar a Iván. —¿Me ayudas, por favor?

—Bueno —contesto él.

Los dos se fueron a la habitación de Lucas. No sabía que pensar sobre esto, pero decidí mejor no hacerlo. Intente acercarme al Lola para hablar sobre el mensaje, pero ella dio un paso atrás. No quería que me acercara.

—¿Lola, Lola, porque me enviaste un corazón roto?

—Me siento triste.

—¿Que? ¿Por qué te sentís triste?

—¿Por qué te sentís triste?

—¿Lola, por qué estás triste?

—Tenés novia y le fuiste infiel.

¿Entonces ella me envió ese mensaje porque vio ese video? No podía evitar sentirme mal porque nunca en vida haría sentir triste a Lola y ella lo estaba por mi culpa.

—Lola, Lola, escúchame. No tengo novia y no le fui infiel. La chica del video estaba mintiendo.

—La besaste. Yo lo vi en el video.

—Pero solo fue un beso. No significo nada.

—¿Un beso no significa nada para vos?

—Si, pero no el beso de la chica del video. No me gusto. Ni siquiera se porque la bese.

—Besas a alguien cuando te gusta.

—Ni siquiera conozco a esa chica. No me gusta.

—¿Y te gusta alguien?

Si.

—No.

Tenía ganas de preguntarle quién era el chico de la cual ella estaba enamorado según me dijo Lucas, pero no estaba seguro.

—¿Lola, Lola, estás enamorada de alguien?

—Si.

—¿De quién estás enamorada?

—Estoy enamorada de...

—¿Rodrigo, podes comprar leche en el supermercado de acá cerca? —interrumpió Lucas.

—¿Por qué no se lo pedís a Iván?

—Él me ayudo a cambiarle el pañal a Gonzalo.

Quería seguir hablando con Lola, pero decidí irme porque no estaba seguro de querer saber la respuesta. Si escucha de su boca el nombre de otro no lo iba a soportar.

Lola, Lola ; Rodrigo Carrera, CarreraaaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora