Lola, Lola ; Rodrigo Carrera, Carreraaa

Capítulo 48

Bautista cerró la puerta del cuarto de Lola para caminar lento hacia mí con la mirada baja. Cuando la levanto descubrí que sus ojos miel estaban cristalizados, ¿iba a llorar? Pensé que sí, pero no lo hizo. Paso su mano por su pelo y después por sus ojos, frotándolos.

—¿Querés que me aleje de ella, Rodrigo?

—No.

Él me miro sorprendido.

—Pensé que eso es lo que querías.

—Lo único que quería saber era si sentís algo por ella.

—¿Y de qué te sirve saberlo? No quería que lo supieras porque no te iba a cambiar nada. Dolores está enamorada de vos, y a mí...solo me ve como un amigo.

—Estoy celoso de vos.

—No me di cuenta —era la primera vez que lo escuchaba ser sarcástico conmigo, pero sorprendentemente no me molesto.

—Estoy celoso de vos porque sos lo que ella necesita —mientras decía eso me estaba dando cuenta de porque él me caía mal desde el principio. —Alguien que sabe cómo cuidarla y que no la oculte.

—¿Lucas todavía no lo sabe?

—Lucas si lo sabe, pero no me refiero a él. Sé que a Lola no le guste que la oculte, pero ella no entiende que no puedo exponerla.

—¿Y se lo explicaste?

—No.

—Tenés que hacerlo, Rodrigo. Lola tiene dieciocho años, ella te va a entender si se lo decís bien.

—¿Sabes que odio que seas así conmigo? Te trate mal desde el principio, ¿Por qué me ayudas? sé que seguiste haciéndolo cuando ella termino conmigo para que volviera.

—Soy su amigo. Siempre voy a intentar ayudarla y aconsejarla. Que sienta algo por ella no quita que quiero que sea feliz, aunque no sea conmigo.

—Te juzgue re mal. Pensé que eras de esos chabones que podía llegar a usarla, aprovecharse de ella.

—Yo la cuido de esos chabones todos los días en la facultad.

—Gracias Bauti.

—Voy a ir a comprar una botella de agua para Dolly, no hay más en la heladera, ¿te podes quedar con ella mientras lo hago? Tengo una pijamada con ella en mi casa. Solo noche de películas, skincare y caramelos.

—Solo noche de películas, skincare y caramelos —repetí con una sonrisa, demostrándole que todo estaba bien entre nosotros.

—Gracias también a vos. Pensé que me ibas a pedir que me alejara de ella.

—Soy un poco celoso, pero no toxico.

—¿Un poco nomas?

—Cállate, skrokov.

—Lo pronuncias horrible a mi apellido.

Los dos nos reímos.

—Deberíamos juntarnos un día —sugerí.

—Si. puede ser —asintió con la cabeza. —Tengo que comprar el agua.

—No te detengo más.

Bautista se fue, dejándome pensativo. Él no era lo que creía y en el fondo siempre lo supe. Me acerqué al cuarto de Lola y abrí la puerta. Ella estaba de espaldas, intentando meter su tableta grafica con pantalla en una mochila que era bastante pequeña como para que entrara.

—La tableta no va a entrar —le dije, cerrando la puerta detrás de mí para acercarme a ella con una sonrisa.

—La quiero llevar a la casa de Bautista para ilustrarlo.