Capítulo 68

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Iván

Por primera vez en mucho tiempo pude dormir tranquilo sin ninguna pesadilla sobre ese trágico verano en Santa Fe. Me desperté con enorme sonrisa al sentir el brazo de mi prometido en la cintura, abrazándome como si no quisiera que lo soltara y jamás lo haría sin importar en donde estemos en el futuro.

—Amor tengo que ir al baño.

—¿Eh? —dijo somnoliento.

—Si me podes soltar que me tenés agarrado.

—Uy, perdón.

—No pasa nada, amor —contesté para darle un pico.

—Lávate la boca antes, Iván.

—No arruines el momento romántico.

—¿Estábamos en un momento romántico?

Me solté de su agarré y puse los ojos en blanco antes de salir de la cama. Levante la ropa del piso para ponerla arriba de una silla y me acerqué a la cajonera de Lucas para sacarle una remera y ponérmela mientras regresaba a la cama para tirarme una almohada.

—Cámbiate antes que Emilia te vea así.

—Como si no me hubiera visto, ¿Cómo pensas que nació Victorio?

Me crucé de brazos mientras lo miraba mal, ¿En serio tenia que recordarme lo que era evidente?

—No me digas que te enojaste, Ivi.

—No me enoje y no me llames así.

—Eso significa que si te enojaste.

—No.

—Sí.

—Que no.

—Que sí.

No ibamos a hacer esto durante toda la mañana.

—¿Lucas Ángeles Di Bianco Romero te podes poner ropa?

Lucas me agarró de la remera para tirarme a un lado de la cama y subió encima. No espera que me devolviera el almohadazo que le había dado antes. Por un segundo pensé que las cosas se iban a tornar como anoche pero de todo primero éramos amigos. Aunque golpearse por diversión era algo más de Rodrigo con él.

—¡No seas tan bruto! —me quejé después de que golpeara la cabeza con la almohazo. Me había sacado la poca calentura que hubiera llegado a tener.

—No grites que podes despertar al bebé y Emilia nos va a matar si comienza a llorar.

No pude evitar ponerme mal por un segundo al recordar que ibamos a tener que separarnos algún día. En realidad pensaba en eso todo el tiempo y aunque hiciera como si nada. La idea de separnos me daba miedo pero sería un final inevitable.

—No sé que voy a hacer el día en que te vayas.

—Seguir con tu vida.

—No va a ser fácil sin vos.

—Pero lo vas a tener que hacer, Iván. Nuestra familia lo va a necesitar.

—¿Nuestra familia?

—Sos mi familia ahora, futuro esposo.

—No me imagino como será la convivencia cuando nos casemos.

—Es lo mismo que ahora porque desde que te estamos comprometido no te fuiste a tu departamento.

—No sabía que querías que me fuera.

—No quiero que lo hagas pero tenés que respirar un poco de mí. No tenés que estar conmigo todo el tiempo y tampoco podemos estarlo.

Lola, Lola ; Rodrigo Carrera, CarreraaaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora